El movimiento de liberación animal

En ocasiones pasadas, nos hemos reunido en el nido para hablar del consumo crítico de alimentos, informándonos y debatiendo sobre el consumo local, el consumo de productos ecológicos o agroecológicos, a granel o de temporada. También hemos hablado recientemente sobre consumo saludable y consumo crítico como lucha contra el sistema capitalista. Esta semana nos adentraremos en otro importante aspecto dentro de la amplia amalgama que supone esta temática, frente al que probablemente más diversidad de opiniones va a haber entre quienes os adentréis con nosotras y nosotros en este vuelo: el debate sobre el consumo de alimentos de origen animal.

Existen diversas razones para plantearse la renuncia total, parcial y/o el consumo crítico de alimentos de origen animal, existiendo gente que lo hace por motivos éticos, políticos,  ambientales, por razones de salud e incluso, sin duda, hoy en día hay también gente que simplemente lo hace por moda. Por otro lado, en función del grado de importancia que se le dé a este aspecto dentro del consumo crítico de alimentos, hay quienes renuncian totalmente a consumir cualquier producto de origen animal, pasando a llevar una dieta vegana, la cual además constituye toda una filosofía de vida; hay quien solo se plantea renunciar al consumo de carne (incluyendo el pescado), pasando a seguir un consumo vegetariano; o quien asume otros equilibrios más particulares, generándose otras modalidades como: crudivegano, pescetariano o flexitariano.

En la época contemporánea, la renuncia total o parcial al consumo de alimentos de origen animal, se suele considerar que tuvo su origen más mediático y masivo a raíz de la publicación en 1975 de la obra “Liberación Animal”, escrita por Peter Singer:

Para la mayoría de los seres humanos, especialmente los de las modernas comunidades metropolitanas, la forma de contacto más directa con los animales no humanos se produce a la hora de las comidas: nos los comemos. En este simple hecho está la clave de nuestras actitudes hacia otros animales y también de lo que cada uno de nosotros podemos hacer para cambiarlas.

Nuestro consumo en la tienda o en el restaurante es la culminación de un largo proceso que, a excepción de su producto final, se oculta delicadamente ante nuestros ojos. Solemos comprar la carne y las aves envueltas en pulcras bolsas de plástico, donde apenas hay sangre. No hay razón para asociar estas porciones con un animal vivo que respira, camina y sufre.

Si estamos dispuestos a disponer de la vida de otro ser simplemente para satisfacer nuestra apetencia por un determinado tipo de alimento, está claro que ese ser no es más que un medio para nuestros fines.

De acuerdo con el principio de que las luchas contra el racismo y contra el sexismo deben apoyarse, la actitud que podemos llamar “especismo” (por analogía con el racismo) también ha de condenarse. El especismo es un prejuicio o actitud parcial favorable a los intereses de los miembros de nuestra propia especie y en contra de las de otras. Si la posesión de una inteligencia superior no autoriza a un humano a que utilice a otro para sus propios fines, ¿cómo puede autorizar a los humanos a explotar a los no humanos con la misma finalidad?

 

Esta obra se considera el libro más influyente como impulsor del denominado «movimiento de liberación animal», también conocido como «movimiento animalista»; un movimiento global de activistas que se oponen al uso de los animales como alimento, en la investigación, con fines textiles o como entretenimiento. De esta forma, el objetivo central del movimiento es erradicar el denominado «especismo», es decir, la discriminación por parte del ser humano a otras especies de animales.

Aunque esta ideología y movimiento pudiera parecer que tiene un origen puramente contemporáneo, es algo que en realidad ha estado presente a lo largo de la historia, existiendo teorías que ubican su origen incluso en los comienzos de la civiliación humana (para más información recomendamos leer: La Alternativa Vegetariana, de V. Sussman). Más allá de estas teorías, es conocido que diversos personajes célebres de la historia, manifestaron su ideología e incluso activismo vegetariano:

  • Pitágoras (siglo V a.C.), conocido como el padre de las matemáticas, fue el primer vegetariano reconocido en la historia de Occidente: “No mojes nunca tu pan ni en la sangre ni en las lágrimas de tus hermanos. Una dieta vegetariana nos proporciona energía pacífica y amorosa y no sólo a nuestro cuerpo sino sobre todo a nuestro espíritu. Mientras los hombres sigan masacrando y devorando a sus hermanos los animales, reinará en la tierra la guerra y el sufrimiento y se matarán unos a otros, pues aquel que siembra el dolor y la muerte no podrá cosechar ni la alegría ni la paz ni el amor”.
  • Porfirio (233-305), filósofo neoplatónico griego: “Aunque todos los lobos y buitres de la tierra se unieran para convencerme de las ventajas de la carne, no por ello dejaría de verlo como un crimen”.
  • Jean Antoine Gleizes (1773-1843), autor francés que en 1821 publica el libro Thalysie, donde expone una serie de argumentos de tipo fisiológico y ético a favor del vegetarianismo: “Es lamentable el comprobar que no solo hay personas que se hacen llamar civilizadas y matan animales, sino que también hay quien se los come”.
  • El doctor Charles Richet (1850-1935), premio nobel de medicina en 1913: “No; mil veces no; la alimentación carnívora no es necesaria. Todos los hechos lo prueban así como el ABC de la fisiología”.
  • Leonardo Da Vinci (1452-1519), artista, científico e inventor; quien, además de ser vegetariano, era un activista de la causa: “Llegará un tiempo en que los seres humanos se contentarán con una alimentación vegetal y se considerará la matanza de un animal como un crimen, igual que el asesinato de un ser humano. Llegará un día en el que los hombres como yo, verán el asesinato de un animal como ahora ven el de un hombre. Verdaderamente el hombre es el rey de las bestias, pues su brutalidad sobrepasa la de aquellas. Vivimos por la muerte de otros. Todos somos cementerios”.
  • León Tolstói (1828-1910), uno de los más grandes escritores de occidente y de la literatura mundial: “Si un hombre aspira sinceramente a vivir una vida más amorosa y espiritual, su primera decisión debería ser la de abstenerse de matar y comer animales”.
  • Thomas Edison (1847-1931), empresario e inventor estadounidense:  “La no-violencia conduce a la ética más elevada, que es la meta de toda evolución. Hasta que dejemos de dañar a otros seres vivos, seremos todavía salvajes”.
  • Nikola Tesla (1856-1943), uno de los grandes inventores de la humanidad, padre del electromagnetismo: “Es ciertamente preferible criar vegetales, por eso creo que el vegetarianismo es lo recomendable para dejar hábitos barbáricos. El que podamos subsistir con plantas y que podamos trabajar a nuestro favor no es una teoría, es un hecho muy bien sustentado”.
  • Albert Einstein (1879-1955), el padre de la teoría de la relatividad, considerado el más grande genio del siglo XX. Einstein creía que el vegetarianismo ayudaría al hombre a evolucionar: “Nada beneficiará tanto la salud humana e incrementará las posibilidades de supervivencia de la vida sobre la Tierra, como la evolución hacia una dieta vegetariana”.
  • Franz Kafka (1883-1924), brillante escritor, cuya obra es considerada una de las más influyentes de la literatura universal: “Ahora puedo mirarlos en paz, ya no me los como

Quienes escribieron los libros de historia, se encargaron de masculinizar los nombres más mediáticos de personajes célebres, pero no podemos olvidar que igualmente muchas mujeres en la historia han manifestado su compromiso con el vegetarianismo y el activismo animalista. Algunos nombres fueron: Margaret Fuller (1810-1850),  famosa feminista, escritora, periodista y crítica literaria, que escribió el libro: La mujer en el siglo XIX; Charlotte Brontë (1816-1855), famosa novelista inglesa; Louisa May Alcott (1832-1888) escritora de los conocidos libros: Mujercitas, Bajo Las Lilas u Hombrecitos; Caroline Earl White (1833-1916), que en Estados Unidos es considerada la mayor defensora de los animales de la historia y es la creadora del American Anti-Vivisection Society; Rosa Parks (1913-2005) que además de provocar el fin de la segregación racial, simplemente por no renunciar a su asiento en el autobús, fue vegetariana durante más de 40 años; Jane Goodall (1934), conocida científica; Brigitte Bardot (1934), actriz y activista francesa; Alice Walker (1944), autora del libro “El Color Purpura”.

Esta semana volaremos hasta el nido para hablar del activismo animalista y reflexionar sobre conceptos como especismo, veganismo y vegetarianismo. Para ello, nos visitarán representantes de los grupo de activistas en Cantabria: Animal Save Santander y Cantabria Vegan (aquí un avance).

¡Os esperamos este jueves 6 en el nido!