No importan los años que pasen.Memoria de Amparo y la lucha contra el vial de la S-20

El pasado 14 de Febrero se cumplieron 7 años de la muerte de Amparo Pérez, la vecina de 86 años que en 2014 se negó a dejar su hogar y su tierra y dijo NO a la empresa Copsesa y al Ayuntamiento de Santander. Rompió los límites del “sálvese quien pueda” imperante y pidió apoyo al resto de vecinos. Desde este medio llevamos todos estos años cubriendo la difusión de los actos de solidaridad llevados durante la lucha de Amparo y posteriormente a su muerte, causada por el asedio y la presión de las obras del vial de la S-20 en febrero de 2015. Haremos un repaso de todos estos años para contribuir, desde nuestras posibilidades, a mantener viva su memoria. Al mismo tiempo apoyamos la difusión de la convocatoria del próximo Domingo 20 a las 12 30 h en el mismo vial.

La remodelación urbanística de la ciudad de Santander tiene una historia de atropellos sobre sus vecinos y habitantes que la convierte en una referencia a no seguir. El trabajo de investigación del equipo de Elfaradio que concluyó en el libro “Expulsados”, publicado en 2019, es una de las pocas muestras documentales disponibles para informarse más sobre este asunto. Este libro da las claves para descifrar Santander. En un recorrido por el tiempo y por los espacios de la ciudad, fruto de una profunda labor de investigación, ofrece una explicación de por qué esta es como es y cuestiona las decisiones sobre urbanismo y las razones por las que se tomaron, desde el incendio de 1941 hasta nuestros días. Analiza cuestiones fundamentales para el cuerpo y el alma de la urbe, como el Plan General de Ordenación Urbana de 2012 o la gentrificación.

 

Amparo Pérez vivía en un bello hogar rodeado de frutales y colorido por las flores de su jardín. Tenía cerca un vecino que siempre le mostró cercanía cuando decidió que no se iría de su casa por una orden de derribo. Además, también tenía unos vecinos que vivían con sus críos en una casa ocupada a orillas de la carretera de la avenida de los Castros. Ellos fueron los primeros en ser expulsados en esta pequeña historia de violencia institucional ubicada en el tramo de una vaguada de las llamas dividida entre el aséptico campus universitario y el Parque de las Llamas y -la otra vaguada- la de siempre, la de zarzas con moras, plumeros atacados, arbustos que esconden residuos, animalillos asediados… en definitiva, la de la biodiversidad no administrada.

 

Amparo había vendido su fuerza de trabajo durante toda su vida para poder construir su hogar junto a su marido. Como miles de mujeres que hoy en día trabajan en hogares ajenos a cambio de salarios irrisorios. Amparo conoció la posguerra y salió de ella con mucho esfuerzo. Antes de 2014, descansaba entre paseos, visitas de su familia y tomar el sol en su patio junto a su perro. Un buen día, a través de una pancarta colgada de una de las paredes de su casa, comunicó públicamente que la querían echar de su casa con 86 años. Abrió la puerta, posibilitó la solidaridad.

A principios del año 2014 se inician en la vaguada de las Llamas las obras para una carretera que el Ayuntamiento de Santander llevaba años planeando construir. Sin añadir ningún tipo de mejora ni novedad útil, pues la Avenida de los Castros ya tenía varias conexiones viales con la Autovía S-20.

Esta obra de 2015 que a ojos de las personas de a pie no tenía ni pies ni cabeza, suponía una infraestructura clave para el entonces alcalde de la ciudad y exministro de Fomento Iñigo de la Serna. Pero populista y simplista sería encarnar la responsabilidad en una única figura política cuando dicha infraestructura sólo era un eslabón de un plan de ordenación urbana destinado a especular con el suelo y revalorizar las zonas cercanas que se encuentran entre el núcleo urbano santanderino y la costa. Un ejemplo, los pueblos de Monte, Cueto etc

Amparo y su familia empezaron a conocer a personas solidarias. La Plataforma de afectados por la hipoteca decidió apoyarle. De esta manera, los movimientos sociales de la ciudad fueron conociendo la situación y la gente empezó a acudir a las convocatorias organizadas en solidaridad. Grupos de afinidad sin siglas ni organizaciones se acercaron y poco a poco, como queda reflejado en el fanzine “Todo por el bien común”, esta señora se sintió más acompañada en su proceso. No sólo de oponerse al derribo de su casa, sino de convertirse en una figura relativamente mediática y tener que poner la cara en movilizaciones y entrevistas.

En el fanzine “Todo por el bien común”, un material elaborado colectivamente en homenaje a Amparo Pérez, encontramos un artículo de eldiario.es donde se cuenta que César Díaz, Concejal de Urbanismo, en un comunicado público aseguró que “una institución pública, que administra el dinero de todos los santanderinos”, no puede utilizar ese dinero para “pagar a un particular por encima de lo que ha estipulado un jurado”. Es la razón de estado y la incuestionable legalidad la que dictaba “sentencia moral” toda esa temporada de lucha previa a la finalización de las obras. En ese artículo se recuerdan, no obstante, los previsibles sobreprecios en el cercano Puente de Arenas, la restauración del Palacio de Riva Herrera (Pronillo) o el centro de acogida de Candina. Ejemplos que nos recuerdan, que en materia de dinero, la legalidad es la trampa con la que quienes ejecutan las obras pueden decidir cuando ser fieles a su credo, y cuando se permite mayor “flexibilidad”.

El debate sobre si la vecina que quería permanecer en su hogar pedía más dinero o menos para irse era y es donde los voceros del ayuntamiento y las empresas contratadas permanecían cómodos, teniendo el peso del cumplimiento de la legalidad en sus manos para que cuestiones como la vida, la ética, y el cuidado de la persona en cuestión pasaran a un segundo plano. Desde el principio, muchas de las personas que conocieron a Amparo Pérez a raíz de su llamamiento y le acompañaron en su última etapa, sabían que entrar en estos debates era perder el tiempo, y por eso nunca se planteó otra cuestión que defender que la vecina Amparo permaneciese en su hogar.

En unión temporal de empresas, Copsesa, empresa adjudicataria habitual del Ayuntamiento de Santander, junto con Isolux-Corsán, construyeron finalmente el vial. La estrecha relación de la primera empresa mencionada con el Partido Popular, así como los líos de corrupción en los que ha estado involucrado su entonces responsable, a la vez alcalde de Ramales de la Victoria, José Domingo San Emeterio (miembro del Comité Ejecutivo del PP), generó polémica y controversia, así como ha dejado un recuerdo todavía más desagradable si cabe a esta carretera que se llevó la vida de Amparo.

Los rumores infundados por la prensa en los debates que interesan al poder corrían por distintos sitios y hay quienes hablaban de que esta señora quería sacar dinero de la situación. Tan degradadas las redes vecinales, el tejido social, la vida comunitaria, que semejantes afirmaciones alejadas de la realidad eran combatidas por quienes conocían a Amparo. Desde su familia hasta algunos de sus vecinos. Desde la PAH hasta grupos de afinidad sin líderes ni siglas. Y es que la vecina planteaba una solución de otro lugar al ver que permanecer en su casa era poco realista, pero no por gusto, sino por necesidad ante las circunstancias. La opción propuesta para ella era la propuesta para muchas otras personas que son desplazadas y expulsadas del centro hacia las afueras. Viviendas de protección oficial en Peñacastillo, Nueva Montaña etc. Quienes sólo veían mercancías intercambiables y tasadas en euros, no podían entender el por qué una casa es algo más que sus paredes, y un jardín, es más que las verjas que delimitan su espacio.

El 18 de Julio se llevó a cabo un escrache en la Plaza del Ayuntamiento durante el pregón del alcalde de Santander, Íñigo de la Serna, en el marco de la Semana Grande-Fiestas oficiales de Santander- al grito de “Amparo se queda” .

En agosto de 2014 se inició una acampada en resistencia contra la expropiación forzosa de la finca de Amparo. Personas muy hetereogéneas se congregaron allí. La diversidad de gente era mayor que lo percibible en la prensa, ya que muchas personas solidarias no se veían identificadas por las siglas de los colectivos que salían mencionados en los periódicos. Algunas acudían en los horarios programados. Otras se quedaron a dormir, a debatir, a convivir. La ciudad de Santander vivía otro nuevo núcleo de acampada en época pos15M. Esta vez resistiendo por la defensa de una vecina y su hogar. Pero la visita policial donde se pedía a los inquilinos que abandonasen voluntariamente la casa y el terreno coincidió con una finalización oficial de la misma. La respuesta a irse por parte de Amparo fue negativa. Así que el próximo paso sería esperar a la orden judicial. La Plataforma de afectados por la Hipoteca dijo; -Cuando llegue la orden judicial, no valdrá únicamente con acampar; si el Ayuntamiento de Santander quiere su propio Gamonal, lo tendrá.-

Las obras comenzaron y una nueva acción convocada por la PAH se planteó en el verano. Paralizar durante un tiempo las palas de Copsesa. Una marcha de unas 70 personas hacia el corazón de las instalaciones logró los objetivos puntuales.

 

En el Septiembre del mismo año, desde la finca de Amparo hasta el Parque de Las Llamas, en el que se celebraba la inauguración del Mundial de Vela Santander 2014, con presencia de responsables institucionales, entre ellas el ministro de Educación José Ignacio Wert, se llevó a cabo una manifestación antidesahucios que pretendía llegar a confluir con las protestas en defensa de la educación. Dicha manifestación no pudo completar su recorrido por una carga policial que originó que una compañera de la PAH acabara siendo llevada al hospital de Valdecilla en ambulancia.

 

Desde Septiembre hasta el pleno invierno de 2015, diversas acciones fueran llevados a cabo para exigir la paralización de las obras, como las pintadas callejeras contra el urbanismo. Fue una temporada muy dura para Amparo, sin poder dormir por los nervios, y sin poder estar tranquila por el día, debido al ruido de las excavadoras y los golpes de las palas. La familia había recibido la cuenta atrás para el desalojo. Amparo había decidido quedarse hasta el final. Al margen de acampadas oficiales, existían personas solidarias dispuestas a quedarse hasta el final también. Finalmente, fruto de la tensión acumulada, en Febrero de 2015 acabó en urgencias en esos días previos al desalojo. Vecinas y personas activas en las movilizaciones, presenciaron la destrucción del hogar con la rabia y la impotencia que generaban los hechos. Amparo en situación grave en el hospital mientras las paredes de su casa se venían abajo. Poco tiempo después, la valiente vecina fallecía.

 

Los años posteriores; Convocatorias autónomas en recuerdo de Amparo Pérez y contra el vial de la S-20

Desde ese día hasta el 2021, los movimientos sociales de Santander; distintos colectivos, individuos y organizaciones mantienen la memoria de este acontecimiento. Noticias, artículos, vídeos, canciones, poemas… Como dice Oscar Allende en un corto audiovisual elaborado al calor de la lucha contra el vial de la S-20 así como en otros medios de difusión, la historia de Amparo confluyó con otras problemáticas como las del parque de la Marga, los vecinos de San Roque, los vecinos de El Pilón y todo ese despertar del movimiento vecinal santanderino que Iñigo de la Serna apodó de “Plataformitis”.

Parque de la Marga. Imagen extraída de Elfaradio

Pancarta en el funicular del Río La Pila. Movilizaciones en Prado San Roque

El 27 de Febrero de 2015 se depositaron flores y velas a las puertas del Consistorio. En este año también hubo una concentración bajo el lema “Yo soy amparo” “Demostremos que somos un pueblo con memoria”, llenaba la reciente carretera construída. Aunque la utilidad no es un argumento potente para rechazar la carretera, era inevitable hacer mención del poco tránsito observable en dicho vial, con apenas tráfico de vehículos ni personas.

 

En 2016, fecha muy reciente todavía a los sucesos, tuvo lugar una concentración frente al ayuntamiento con importante presencia de los colectivos vecinales de distintos puntos de la ciudad.. El lema: “Amparo, seguimos tu lucha”. La concentración acabó en un micro abierto de homenaje en la librería La Vorágine.

En 2017 comenzaron las marchas autónomas y con convocatoria anónima que todos los años parten desde la plaza que se sitúa en frente de la parroquia de Monte y que recorre parte de este pueblo hasta el vial de la S-20. La primera convocatoria consistió en una plantada de árboles. Se hizo un llamamiento para que la gente llevara sus macetas, azadas y palotes para llenar de árboles el entorno cercano a dónde antaño se podía encontrar la casa de Amparo y en ese entonces, como ahora, yacía la odiada carretera. La euforia colectiva de llenar de árboles ese lugar fue aplacada días más tarde cuando todos los arbolitos aparecieron arrancados de cuajo.

 

Con el paso de los años era importante reflejar la crítica al desarrollo urbanístico, la gentrificación de los barrios, la especulación financiera, la financiarización de la vivienda, la turistificación de Santander y la repulsa colectiva a hacer de lugares naturales espacios urbanizados y sin vida. No bastaba con recordar a Amparo Pérez, sino también las causas que originan agresiones como la que sufrió ella. Se trataba de trabajar el hecho de hacer memoria sin olvidar la crítica social y sin hablar en nombre de una vecina que no tenía por qué compartir muchas de los mensajes que se lanzan en las movilizaciones.

En 2018 bajo el lema “Enterrar el vial, enraizar la lucha” se llevó a cabo una nueva marcha bajo una intensa lluvia. Recordando los árboles arrancados, se enterraría el vial (simbólicamente) bajo tierra para que la naturaleza volviese a recuperar su lugar. Así, al concluir la marcha los manifestantes arrojaron cubos de tierra a la carretera.

En 2019, recordando movilizaciones como las de la senda costera, el Metro-TUS o los espigones de la Magdalena, la marcha llevaba el título “Bajo el asfalto, nuestra memoria; Volemos el vial”. Se hizo un llamamiento a todas las personas a que llevaran globos para simbolizar una carretera volando hacia arriba y desapareciendo. El día soleado ayudó a llevar a cabo una jornada de recuerdo y convivencia combativa.

En 2020 la marcha seguía gozando de buena salud y se llamó a las manifestantes a traer flores para recordar el jardín que la vecina conservaba tan colorido. “Que de las grietas del vial, florezca la memoria”. La marcha transcurrió con la fuerza no numérica pero si enérgica que le caracteriza. Junto antes de llegar a la S-20, en las inmediaciones del centro social okupado la lechuza, un grupo de gente apareció con una maqueta de la casa de Amparo recreada con madera y cartón de la envergaduda de un par de metros de largo, uno de ancho, y dos de alto. La casa junto a las flores se quedaron cortando una de las aceras de la carretera. En el transcurso de esta marcha hubo un corte temporal de la carretera una vez que la movilización había acabado. Algunas personas fueron identificadas pero la casita quedó presente cuando el vial volvió a vaciarse.

El pasado año 2021 volvió a convocarse una marcha autónoma con el lema “Por la memoria de Amparo, rehabitemos el vial” con un llamamiento a las personas para llevar utensilios que recordaran una vida hogareña, un hogar por dentro. La marcha se llevó a cabo, un año más, frente a la Parroquia de Monte y recorrerá las calles hasta el Vial de la S-20.

     El acto de este año será directamente en el mismo vial de la S-20 el próximo domingo 20 de Febrero a las 12: 30 h. "A tender con Amparo, atender la ciudad" es el lema de este año.