Los hilos del tablero

José Gayá, director del documental Los Hilos del tablero, era amigo de Berta Cáceres y como ella, cree que el mundo puede cambiar y que un futuro optimista es posible: “Es que si no, no me dedicaría a esto desde hace 19 años. Lo hablaba con ella y le decía: Mira Berta, hacemos documentales que nadie ve mientras que cualquier mierda de Hollywood ultraviolenta y ultraracista la ven mil millones de personas… y ella nos decía que era esencial aguantar, porque es necesario un contrapunto. Tenéis que resistir y tenéis que insistir”.

Hablar del mundo normalmente acaba con gestos aguados y típicos clichés asegurando obviedades como que el tiempo dirá o si eres católico tendrás meridiano que Dios aprieta pero no ahoga, pero cuando el tema es la industria armamentística todo suena más a Blade Runner que a un anuncio de Amstel. La actual crisis económica y social tiene como aliciente extra, según el director, “el cambio climático y el peligro de la extinción humana”. Poco espacio para el positivismo.

Los hilos del tablero es un documental que recorre la industria de las armas, las víctimas de la guerra y los efectos del cambio climático. Un contenido muy ambicioso para solo 53 minutos  de metraje en los que se apoya en periodistas y expertos en las materias con los que discernir posibles soluciones y apuntar a los culpables. José Gayá tiene clara la responsabilidad de las generaciones actuales: “No es luchar contra el fascismo como la generación anterior. Luchamos para salvar la especie humana”.

El documental apunta al capitalismo como sistema que nutre a la industria armamentística sin importar las víctimas, pero históricamente siempre había tenido un enemigo al que apuntar con los misiles. Las alternativas se van agotando así que, ¿contra quién querrá defenderse en el futuro para justificar la rentabilidad de las armas? Pues se los inventa. “Date cuenta que el terrorismo yihadista fue financiado, entrenado y creado por los propios EE.UU durante la invasión soviética en Afganistán” apunta el director. “Obviamente se les fue de las manos, pero hace poco ya se advirtió desde la Casa Blanca que el terrorismo islámico pasaba a un segundo plano y que ahora los enemigos eran Rusia y China. Y lo dicen descaradamente”. Y esto abre un ciclo infinito en el que juegan aquellos que fabrican armas para evitar que los imperios entren en sus países: “Si te amenazan directamente tú te acojonas y aunque tú no quieras, tienes que comprar armamento como elemento disuasivo. Es terrible, porque pase lo que pase siempre hay incremento de armas”.

En Los hilos del tablero comprobamos lo difícil que es extraer datos sobre la compra-venta de material armamentístico. “En el documental aparece el Centre Delàs d'Estudis per la Pau. Estos investigadores nos pasaron los datos a nosotros y ellos corroboran que hay una opacidad tremenda en este tipo de datos. Hay 18.000 millones dedicados a la industria de la guerra pero lo que hacían era repartirlo entre muchos ministerios: industria, empleo, exteriores… y así se camuflaba. Pero la OTAN ha impedido que España siga ocultando los datos de esta manera”.

La cuestión que más miedo mete en el cuerpo es el pensar en las muertes que traerán las guerras futuras. Si todo es dirigido por drones y lanzado desde despachos, las muertes de los soldados disminuirán pero las de los civiles tienen todas las papeletas para crecer como nunca. “Hoy en día son su mayoría, en la II Guerra Mundial rondaba si no me equivoco el 20%. Pero es que realmente les da igual las personas y que haya muertes civiles” comenta con tristeza el director. ¿Y en qué se parece una víctima de Siria con una de Hiroshima? “Lo común que tienen las víctimas de la guerra es que son gente de abajo”.

Desde que en 2008 arrancase la crisis económica (esa que se supone ya superada) España ha caído de los análisis que la colocaban en el top 10 de sanidad mundial y ha entrado en el top 6 en la producción de armas. “La gente no pensaría nunca que España es una potencia de industria de la guerra y es la sexta. Estamos en cuartos de la Champions, no somos un equipo normalito. Se han posicionado empresas gigantescas comprando empresas españolas y son 4.000 millones de exportación de armamento”.

El negocio de las armas llega hasta América Latina, y el documental habla con personas refugiadas de la guerra que se lleva disputando años en Colombia. O la guerra de los pueblos indígenas contra las grandes empresas que pretenden expoliar los terrenos sin pensar en las consecuencias. Quienes mueven los hilos se ocultan detrás de las balas, pero este documental lo que quiere poner sobre la mesa es que absolutamente nadie quedará ajeno a las terribles consecuencias que esta escalada de violencia traerá al planeta. Nos encontramos en una tesitura en la que tenemos armas para acabar con la Tierra pero no vehículos para salir de ella. Isaac Asimov aseguraba que este periodo llegaría y sería breve, pero tal vez Asimov era de esos que puede encontrar bondad en los titiriteros que juegan con el planeta como quien juega al Risk.

* Texto de Jose Carmona Gilo publicado en El Salto diario