¡Peligro inminente!

Cuando vivía en Torrelavega siendo pre adolescente y adolescente, a nivel de actividades y conciertos fuera de los aprobados por las instituciones para fechas concretas, puedo decir que eso era la nada. Un desierto de cosas que hacer salvo irnos debajo de un puente a beber cerveza o kalimotxo, fantasear y hablar sobre chorradas, películas, libros y discos. Tampoco teníamos cine, teatro u otros espacios. Aparte de eso, un par o tres de bares donde había dinámicas distintas y que cada vez que trataban de hacer algo eran castigados con multas.

De hecho, sólo por existir ya les multaban de forma esporádica pero regular. Hoy alguno de ellos derribados, otros cerrados. Siempre me he juntado con gente más mayor que yo, de la que me llegaban historias de autogestión, otras formas de hacer las cosas y con los que podía juntarme para ir en coche a ver los conciertos de grupos que no. Tocaban en mi ciudad fantasma. Colegas que tenían grupos o montaban conciertos y se las veían y deseaban para poder tocar en su propia ciudad u organizar algo. Yo me fui, pero alguna de esa gente aún pelea por lo mismo y las cosas no cambian y parece que van a peor. La música es de todxs, es enriquecedora, la cultura no es ni hegemónica ni de alto o bajo nivel.

Yo de adolescente tenía muchos sueños y vivía gracias a las pocas referencias que me llegaban. La gente de mi edad teníamos ganas de hacer cosas y de vivir pero más aún de salir de ahí ante la aridez establecida. Esta mierda es de irresponsables. Aquí el texto de una de las personas que sigue peleando a la contra de la aberración del pensamiento único en la ciudad:

"Hola amigas/os de la cántabra  Torrelavega. Quería compartir con vosotrxs la angustia vital que me ha producido conocer de manera más concreta los efectos que tendrá en nuestras proximidades vitales la aplicación de ley autonómica que regula la posibilidad de actuaciones en locales de hostelería. Pues bien, dicha solo autoriza las actuaciones musicales en locales con licencia de sala de conciertos (no hace falta que nos detengamos en las muy altas exigencias económicas y estructurales que esto implica) dejando solo para el resto de locales hosteleros la opción de acogerse a una opción muy limitada de excepcionalidad. No contempla otras posibilidades ni establece una graduación en función de las características de los locales.

Traducido a realidades prácticas, estos locales podrán excepcionalmente solicitar licencia para un número muy limitado de actuaciones y de no ser así se expondrán a multas de 300, 3000 o 6000 euros de entrada. Aplicado a la realidad local la consecuencia será que en una ciudad donde no hay ninguna sala homologada y con las restricciones que establece esta ley, los numerosos grupos locales tendrán complicado encontrar locales para actuar y una programación regular que incluya a grupos del resto del Estado o internacionales pasa a ser de facto imposible. Colorido ejemplo de matar moscas a cañonazos podremos encontrarnos en bares con licencia de apertura, insonorización y aforo limitado y por ejemplo bailar la conga mientras agotamos las existencias, pero se hará bastante más difícil ver un concierto.

Tendremos puntualmente ciudad de festivales, fanfarria , pan , circo, café , copa y puro, pero el resto del año volveremos a la ciudad dormitorio viendo cómo actúa el disolvente normativo sobre el sustrato cultural de la ciudad. Un pequeño pero firme paso hacia un No Lugar. Colateralmente habrá locales hosteleros de la ciudad del dólar que perderán una fuente de ingresos fundamental salvo que se arriesguen a recibir unas multas con la potencia de una bola de demolición. Gracias a lxs tribunxs que nos traen el herbicida cultural, nosotrxs somos contingentes pero vosotrxs sois necesarixs."