La huelga del metal en Cantabria, realismo sindical y las huelgas que vienen

La huelga del metal, el realismo sindical y las huelgas que vienen

El pasado 21 de Junio se daba por finalizada la huelga de lxs trabajadorxs del metal en Cantabria con 20 días de tensión entre trabajadorxs y patronal y con más de 20.000 personas directamente afectadas que secundaron el paro indefinido en un 95%.

Los sindicatos CCOO, UGT Y USO, organizaciones sindicales mayoritarias cuyos órganos directivos son los capaces actualmente de negociar y hacer de intermediarios entre patrones y currantes, fueron las caras visibles de la representación de los obreros en este conflicto.

El motivo explícito y concreto de la huelga del metal en Cantabria era la negociación de un nuevo convenio colectivo sin acuerdo con Pymetal, la patronal del metal en Cantabria. Lxs trabajadorxs luchaban por no retroceder en condiciones laborales. Es decir, preservar el contrato de relevo, preservar el cobro de los atrasos y el plus a distancia. De la misma manera, proponían una revisión salarial que la patronal calificó de inasumible durante los días de lucha de lxs trabajadorxs.

Finalmente, las movilizaciones callejeras durante más de dos semanas han servido para dejar intacto el plus de distancia y el contrato de relevo. Aunque en la prensa, los suspuestos logros también se presentan por una subida salarial; «esto se traduce en un aumento salarial del 3,5% para 2021 más un cobro de 250 euros; un incremento del 4,5% para 2022 con “una cláusula de revisión salarial del 65% sobre el IPC real más el cobro de atrasos del 8%”; y para 2023 y 2024 un aumento del 3% en el sueldo con una cláusula de revisión salarial del 85% sobre el Índice de precios de consumo (IPC)», nos consta que no todxs lxs trabajadorxs están de acuerdo con este hecho, ya que dichos porcentajes en relación con la situación de inflación actual les dejan con una pérdida de poder adquisitivo. Por ello, los relatos que hablan de victoria de lxs trabajadorxs parecen interesados de parte de quienes tenían una importante voluntad de acabar con la huelga, teniendo en cuenta que lo conseguido es, por un lado, mantener lo que es básico y no debería ser ni motivo de negociación, y por otro, un acuerdo de mínimos por debajo de las demandas de lxs trabajadorxs.

Pero, ¿cómo transcurrió la huelga en estos 20 días? Conviene rescatar algunos hechos de estas semanas de huelga sin necesidad de ir día por día resumiendo cada jornada, lo que ya está recogido en distintos artículos de la prensa oficial, los medios de la patronal y los medios de los grandes sindicatos.

La primera fue la manifestación del 2 de junio al inicio de la huelga, con unas 8.000 personas protestando. Se iniciaba una larga trayectoria de piquetes y amaneceres tensos en las entradas de distintos puntos industriales de la geografía cántabra. Pero sin duda, un acontecimiento decisivo para la repercusión mediática a nivel regional fue la subida de la intensidad del conflicto el octavo amanecer de la huelga. Lxs trabajadorxs de Astander hicieron piquetes para bloquear el acceso de aquellxs que iban a trabajar ese día. Las cargas policiales de la guardia civil antidisturbios llegaron y las pedradas y los lanzamientos de la gente hacia los medios de transporte que conducían a varixs trabajadorxs al curro también. Este día no sólo estaban presentes trabajadorxs del metal en lucha, sino también gente que acudió a solidarizarse. Los gestos de solidaridad se comprobaron también desde el cuerpo de bomberos y desde otrxs trabajadorxs de distintos sectores que se negaron a ser escoltadxs por la policía. La multitud en lucha fue grabada desde el autobús que llevaba trabajadorxs de una subcontrata a Astander. El cristal de una de las ventanas de dicho automóvil fue reventado en frente de quién grababa y dicho vídeo corrió como la pólvora en redes y medios. Ese mismo día un grupo de trabajadorxs se dirigió hacia el ORECLA ha mostrar su enfado y su rechazo a la patronal.

EL 13 de junio la dirección de la empresa Astander denunció en declaraciones a públicas que 1.700 trabajadorxs directxs de Astander y de contratas de la empresa, no habían podido entrar a las instalaciones debido a la actuación de los piquetes. A primera hora hubo altercados y se quemó un coche a las puertas de la empresa.

El 15 de junio durante una concentración se tiraron huevos, petardos y bengalas contra la sede de la Consejería, gritando «Revilla dimisión», «Ni un paso atrás» y «Marcano da la cara». Recordemos que las declaraciones del presidente de Cantabria durante las movilizaciones obreras, han sido nefastas y generaron mucho rechazo en los trabajadores del metal y sus entornos cercanos de familiares y amigxs. Revilla se vio obligado a cancelar su agenda el sábado 18. El mismo 15 de junio se produjo la segunda manifestación de la huelga, esta vez con unas 20.000 personas llenando por completo una de las principales arterias urbanas de Santander. Un acto al que se sumaron no sólo los sindicatos mayoritarios de la huelga sino también sindicatos como  la CNT-AIT,la CNT y la CGT así como colectivos sociales y personas solidarias con la lucha de lxs trabajadorxs. El acto transcurrió sin incidentes. La envergadura de la convocatoria hacía entender que esto no era un juego para el gobierno, para la patronal ni para las fuerzas de seguridad, acostumbradas a manifestaciones militantes minoritarias y sin el ambiente altivo ni la actitud combativa de dicho momento. La presión mediática y los juegos sucios para acabar con la tensión se hacían cada vez más evidentes. Comenzó a correr este mensaje por redes que ponemos a continuación;

Buenas noches compañeros del metal. Pymetal está difundiendo información falsa. No se ha llegado a ningún acuerdo y mañana tenemos que seguir de huelga. Siguen esperando a que volvamos a un trabajar y cada vez juegan más sucio para conseguirlo. Mañana no podemos ceder, no tenemos que ir a trabajar, tenemos que seguir luchando y tenemos que ir todos de piquetes. Dadle la máxima difusión a esto.

Finalmente, pasando por más piquetes en distintos polígonos industriales y otra concentración frente al ORECLA, llegó el día 19 de la huelga, donde el polígono de Guarnizo amaneció con neumáticos quemados y carreteras cortadas con barricadas de fuego.

Principio del fin en esta lucha donde sindicatos y patronal acordaron terminar la huelga mientras los twitters de Yolanda Díaz decoraban la actualidad mediática con llamadas a la mediación y la salvaguarda de los derechos laborales.

Realismo sindical y las huelgas que vienen

Si bien es cierto que antes de terminar con la huelga, los grandes representantes sindicales convocaron una reunión con lxs trabajadorxs del metal para hacer una votación de cara a decidir si estaban de acuerdo con finalizar el proceso y que una mayoría de los presentes votó a favor de que así fuera, también es cierto que más de 200 trabajadores en esa reunión se negaron a finalizar, que sólo hubo unos 700 votos y que estamos hablando de 20.000 trabajadorxs afectadxs. Visto de esta manera y teniendo en cuenta que las pocas preguntas que se permitieron fueron dirigidas hacia la crítica del papel de los sindicatos protagonistas, parece ser poco más que un teatro. Otra cosa bien cierta es que lxs asistentes no eran la totalidad de lxs trabajadores del metal y sabemos de primera mano que también existe la parte que pasó de acudir a la cita al entender que sólo iban a ir lxs delegadxs sindicales, optando de esta manera por la abstención.

Para quienes se rigen por sistemas de mayorías y entienden que llegar a acuerdos se hace votando a mano alzada quizás no, pero desde aquí resulta importante visibilizar esta otra parte, la de lxs currantes del metal que pasaron de sentarse en el palacio de festivales y practicaron la abstención.

En ese sentido, no parece para nada casual que casi todos los medios de comunicación, la opinión pública e incluso buena parte de los movimientos sociales reconozcan como únicos interlocutores válidos a los sindicatos frente a la patronal. El sindicalismo de servicios como son los grandes sindicatos (CCOO Y UGT) son los perfectos agentes que toda patronal querría tener en frente en el caso de asumir la inevitabilidad de presencia sindical en su plantilla. De esta manera, la auto-organización entre currelas es más complicada de extender y propagar. Mark Fisher nos recuerda que hoy parece «más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo». Desgraciadamente esta frase nos ayuda a hacer un paralelismo y comprobar que es más fácil imaginar el final de una huelga, que una huelga autoorganizada al margen de los grandes sindicatos en el peor de los casos y que supere el sindicalismo en el mejor de los casos. Muchas son las condiciones materiales que pueden ayudar a explicar parte de esta incapacidad colectiva, de las cuáles algunas pueden ser entendidas leyendo a Corsino Vela en la revista Ekintza Zuzena con el artículo «¿Sindicalismo alternativo o alternativas al sindicalismo?».

Sin embargo y a pesar de este hecho, la mayor parte de la praxis callejera durante las huelgas no nace de las cúpulas sindicales, sino de la auto-organización obrera y éste es un asunto importante a resaltar. Acción directa como la que hemos visto estas semanas que recordaba a antiguos disturbios en Astander, apoyo mutuo y solidaridad como nos contaban personas cercanas y tantas cosas que no sabemos por no haber estado en las entrañas de dicha experiencia de lucha, son ejemplo de ello. El silenciamiento de los medios estatales ante unas semanas de lucha que ha sido capaz de recuperar prácticas muy poco visibles en el territorio cántabro en los últimos años, es otro asunto a nombrar.

Para terminar, sería importante mirar a nuestro alrededor y comprobar cómo, aunque esta huelga concreta nace por un motivo aparentemente explícito que tiene que ver con un convenio no resuelto y unas demandas propias en la calidad de vida de lxs trabajadorxs (cuestión más que importante), lo cierto es que las huelgas del metal se están produciendo en otros lugares. Lo vimos en Cádiz hace unos meses y muestras de ello también podemos encontrar en Bizkaia y en Galicia. Si esto fuera poco, las huelgas en otros sectores no hacen más que nacer como setas en otoño. Sería difícil y extraño pensar que cada una de ellas responde a aspectos parciales, exclusivos y puntuales fruto de la costumbre particular de cada jefe y patrón por formar parte de una panda de tacaños, cada uno a su manera, cada uno en su sector.

En ese sentido, es interesante valorar las expresiones de solidaridad  como la de lxs trabajadorxs de CGT-Telepizza que se solidarizaron con la huelga del metal en Cantabria. Aventurada sea la postura o no, creemos que no sólo es un precepto ideológico el pensar que el cúmulo de huelgas a lo ancho y largo del planeta, pero en la parte que nos toca, la del occidente opulento en decadencia, tiene que ver con las contradicciones de un capitalismo cuyas élites huyen hacia delante a costa de exprimir lo que queda en el vaso antes de que rompa y a pesar de que se esté rompiendo.

Por supuesto, el vaso no se rompe de repente por todos lados, sino que ya se está resquebrajando, hecho que trae posibilidades a la vez que no necesariamente vislumbra un futuro mejor. Muchas huelgas sin conectarse entre sí, son eso, sólo huelgas, parte de este mundo atomizado. Es por ello que romper con la parcialidad de las luchas sigue siendo una tarea pendiente.