Cantabria no es infinita

Sobre la nueva Ley del Suelo de Cantabria, o también llamada Ley del Cemento.
Por el Movimiento para la Protección del Suelo Rústico

Si tuviéramos que pensar en uno de los recursos de mayor riqueza de la comunidad de Cantabria, en la mente de la mayoría de las personas que amamos estas tierras, aparecerían verdes prados y mieses fértiles. Este recurso ha favorecido la vida en este territorio, permitiendo la supervivencia de gran parte de la población en momentos de gran escasez. También a sustentado unos de los pilares de la economía y la identidad del pueblo cántabro basado en el sector primario. Además es parte fundamental de nuestro ecosistema, necesario para la gestión de los recursos hídricos, por no hablar de la belleza que regala a
nuestros paisajes.

En este momento de nuestra existencia, este bien tan preciado se ve amenazado por unas políticas autonómicas que no aportan más valor a este suelo que la posibilidad de ser construido, dotarle de equipamientos industriales, polígonos eólicos o proyectos turísticos.
Un claro ejemplo de esta pérdida de valor del suelo como sustentador de vida, es la propuesta de la nueva clasificación recogida en el Anteproyecto de Ley de Ordenación del Territorio y Urbanismo de Cantabria (LOTUCA), que el gobierno autonómico pretende aprobar este verano. Esta clasificación distingue entre suelo urbano, suelo urbanizable y suelo no urbanizable. Prescindiendo de la palabra “rústico”, que es como siempre se denominó al suelo fértil. Sustrayendo al suelo su valor de otra cosa que no sea, ser susceptible de ser urbanizado o no, dando una idea clara de los intereses que favorece este gobierno, y el proyecto de futuro que propone a la región.Esta propuesta de ley sigue en la linea de la modificación del 2009, que sufrió la ley del suelo del 2001, que es la última ley aprobada, y que ha sido retocada en 26 ocasiones en los últimos 20 años. Esta modificación, abrió la posibilidad a la construcción de viviendas unifamiliares en suelo rústico, mediante la figura de las “Áreas de Crecimiento Controlado” o “Corolas”.

Corola

Corola

Es una modificación vigente hoy en día que permite la edificación de casas en los terrenos adyacentes, hasta 100 metros del suelo urbano o núcleo rural en los municipios sin Plan General, y hasta 200 metros en los municipios con Plan General. Un Plan General es un documento de ámbito municipal que recoge un proyecto de asentamiento urbano, que entre otras competencias debe clasificar el suelo del municipio. En los municipio sin Plan General la calificación del suelo viene reflejado en las Normas Subsidiarias y el suelo se clasifica entre suelo urbano, y suelo no urbanizable, no teniendo en sus previsiones suelo urbanizable, que es el suelo susceptible de ser urbanizado con un cambio en el Plan General.

Con esto modificación del año 2009, dieron fin de forma definitiva a la moratoria incluida en la ley de 2001, que impedía la construcción en suelo rústico hasta la aprobación del PROT (Plan Regional de Ordenación del Territorio), que es el plan que marca las directrices generales del desarrollo y transformación de la Comunidad Autónoma, y que en estos momentos está también en periodo de aprobación.

En la nueva de Ley del Suelo (LOTUCA), que actualmente está a falta del informe de la Dirección General de Servicios Jurídicos, el Consejero de Obras Públicas, Ordenación del Territorio y Urbanismo , José Luis Gochicoa, se vanagloria de restringir lo que ya está permitido, al limitar la figura de las Corolas a un radio de hasta 50 metros de los núcleos rurales y hasta 100 metros del suelo urbano.Sin embargo, la ley incluye una Disposición Transitoria Octava, en la que nos vamos a parardetenidamente.

No deja de ser curioso que en una ley nueva pendiente de aprobación, incluya una disposición adicional que podemos encontrar al final del documento, quizás con la intención de que pase desapercibida.Esta disposición incluye tres excepciones a la norma general que permite ampliar el perímetro de las Áreas de Crecimiento Controlado hasta 100 metros del suelo urbano en los municipios sin Plan General, y hasta 200 metros en los municipios con Plan General.

Por lo que nos volvemos a encontrar en la situación actual.

Las excepciones a la regla afectan en primer lugar a los municipios declarados en riesgo de
despoblamiento con carácter permanente. La ratio que establece la Unión Europea para delimitar el riesgo de despoblación es de 12,5 habitantes por kilómetro cuadrado, y en Cantabria cumplen esta ratio unos 30 de los 102 municipios que forman la comunidad.

La segunda excepción compete a los municipios que no contengan previsión de crecimiento mediante suelo urbanizable, es decir como hemos explicado, a los municipios que no tengan Plan General, lo que afecta a 78 de los 102 municipios. Y la tercera excepción incluye a los municipios que dispongan de menos de 250 viviendas en núcleo urbano. Con lo que de nuevo nos encontramos con una desprotección flagrante del suelo rústico en los pequeños municipios, dejándolo en manos de las alcaldías, que en muchos casos nos encontramos tienen intereses personales en la edificación al tener empresas promotoras o de construcción, lo cuál consideramos desde el Movimiento para la Protección del Suelo Rústico, debería ser incompatible para ejercer esta función.

En estos tres casos, se permite conceder licencias para la construcción de viviendas unifamiliares, siempre que el número de viviendas admisibles no supere el número de viviendas preexistentes en el momento de la entrada en vigor de la ley, lo que significa que se podrá llegar a doblar el número de construcciones.

Podemos imaginar el impacto que puede suponer construir en pocos años, el mismo número de casas que se han construido en estos municipios a lo largo de la historia de estos pueblos.
Es paradójico señalar, que la justificación del gobierno autonómico para la ampliación de la permisividad en el sellado del suelo, es la despoblación de los pueblos y pretende favorecer la fijación de la población al ámbito rural.

Aunque la realidad, es que la mayoría de las nuevas construcciones que se están realizando en los últimos años, son segundas residencias de personas de otras comunidades con alto poder adquisitivo, que al ser destinadas a periodos vacacionales permanecen vacías la mayor parte del tiempo.

Lo cual, no solo no frena la despoblación, si no que nos enfrenta a unos ámbitos rurales sin un proyecto real de futuro, con una brecha enorme entre las personas que habitan el pueblo y las personas que lo ocupan para su esparcimiento vacacional.

También abre la mano a la especulación con el suelo propiciando casos de personas que están adquiriendo terrenos a precio rústico para luego venderlo como suelo urbano a promotoras de otras comunidades, lucrándose con esta compra-venta, para perjuicio de las anteriores propietarias, y el encarecimiento del suelo, lo que perjudica el asentamiento en los ámbitos rurales de personas locales sin tanto poder adquisitivo.

El Gobierno del PRC-PSOE tiene como una de sus propuestas principales para Cantabria ser una atracción para el turismo, siendo ésta una visión caduca, retrógrada y estrecha de miras.
Propuesta que no contempla la emergencia de la crisis climática, el calentamiento global y la progresiva desertificación del suelo y que hace urgente y de primera necesidad, la protección del suelo fértil para proveer de alimento a las futuras generaciones. Tampoco parece contemplar la imparable migración de las poblaciones del mundo del sur hacia el norte, buscando mejores condiciones de vida y el recurso inestimable que la tierra cultivable ofrece para la supervivencia.

Parece cerrar los ojos a la evidencia de que el turismo no puede crecer de forma infinita, que los recursos son limitados, y que no podemos fijar los cimientos de un proyecto socio-económico, en una forma de movilidad y de ocupación del territorio que supone una huida hacia adelante y que no propone alternativas viables a largo plazo.

Al Gobierno del PRC-PSOE, con el Presidente Revilla a la cabeza, les falta imaginación y voluntad política para ofrecer un proyecto de cuidados hacia los recursos naturales y los pobladores de estas tierras. Su concepto de “riqueza” es vender Cantabria al mejor postor, favoreciendo el sellado de los suelos con hormigón de manera permanente, las instalaciones de polígonos eólicos para mayor enriquecimiento de intereses privados, o las instalaciones industriales con excusa de “interés regional” como es el casos de los PSIRES (Proyectos Singulares de Interés Regional), que con la dicha declaración de interés regionalprevalece sobre los demás instrumentos de ordenación territorial, permite la expropiación forzosa y pueden desarrollarse en cualquier clase de suelo.

Si no saben, o no quieren, ampliar su perspectiva hacia un futuro sostenible, que pase por apoyar el sector primario hacia una relación respetuosa con la naturaleza, patrocinar la soberanía alimentaria y el consumo local, auspiciar proyectos que reconecten a la juventud con sus raíces, facilitar los proyectos comunitarios y las cooperativas, en definitiva, poner las bases para un proyecto basado en el sentido común, en contacto con la realidad, es el momento de que se retiren y dejen de hipotecar el futuro, para favorecer intereses especuladores y cortoplacistas. Desde el Movimiento para la Protección del Suelo Rústico, queremos poner en valor el suelo como recurso no renovable, sustento de la biodiversidad, bien de la humanidad, necesario para la vida, para la gestión de las aguas y la mejor calidad de los recurso hídricos.

Para ello exigimos la paralización de la aprobación de la ley del suelo, y abogamos por una ley garantísta,con una participación ciudadana real, que incluya agentes sociales preparados para aportar una visión integral y trasversal, para el cuidado y la protección del suelo, y del futuro de nuestra tierra.

Si quieres recibir más información sobre este movimiento escribe al correo electrónico:
porlaprotecciondelsuelorustico@gmail.com.
Muchas gracias.

Artículo publicada en el Briega Papel Junio-julio 2021