Caen las estatuas coloniales; Una revisión histórica a pie de calle

CAEN LAS ESTATUAS COLONIALES; UNA REVISIÓN HISTÓRICA A PIE DE CALLE

 

Una epidemia de rabia contra las estatuas del colonialismo

 

El pasado 25 de mayo murió a manos de la policía, George Floyd, en Minneapolis. Tras este asesinato policial se desató un estallido social de carácter fundamentalmente anti-racista, en distintos puntos del inmenso territorio gobernado por los Estados Unidos. Las revueltas por causa de la violencia policial hacia la comunidad afroamericana han sido constantes en las últimas décadas en “la cuna del imperio”, pero este suceso reciente ha trascendido dando lugar a una lucha social que se mantiene a día de hoy con ataques a estructuras de poder, creación de espacios autónomos y manifestaciones en infinidad de puntos del planeta. Una de estas formas de extensión de la revuelta ha sido el ataque a los símbolos de la colonialidad.

 

La colonialidad, según el sitio web journals.openedition.org, representa una gran variedad de fenómenos que abarcan toda una serie de fenómenos desde lo psicológico y existencial hasta lo económico y militar, y que tienen una característica común: la determinación y dominación de uno por otro, de una cultura, cosmovisión, filosofía, religiosidad y un modo de vivir por otros del mismo tipo. En sentido económico y político, la colonialidad es el reflejo de la dominación del sector extractivo, productivo, comercial y financiero de los estados y sectores neo-colonizados (“Sur”) por parte de los países industrializados (“Norte”), lo que lleva a la dependencia y del “desarrollo del sub-desarrollo”, la sub-alternidad y marginalidad de las “neo-colonias” frente al dominio de los imperios dominadores.[i]

 

La representación simbólica de Cristóbal Colón, el europeo que encarna el inicio de la colonización de Abya Yala (así era denominado tradicionalmente el continente americano), y con ella el inicio del sistema de dominación capitalista, ha estado en el punto de mira de las protestas antifascistas, anticapitalistas y anticoloniales de estas semanas. Sin embargo, este rechazo de los símbolos coloniales no es un fenómeno nuevo. Ejemplos de ello podrían ser las acciones contra monumentos de Colón en ciudades estadounidenses como Nueva York y Providence en 2017, o en ciudades del Estado español como Valladolid en el año 2019.

 

Pero lo cierto es que a raíz de la muerte de George Floyd  ha surgido con fuerza una nueva oleada de rabia hacia estos monumentos en ciudades como Saint Paul (Minnesota) o Richmond (Virginia), donde los dos monumentos fueron derribados. La estatua de la ciudad de Boston (Massachusetts) fue decapitada. En Miami (Florida) los rostros de Cristóbal Colón y de Juan Ponce de León fueron atacados con pintura roja. A finales de Junio se derribó en Portland una estatua de George Washington tras lo cual fue decapitada y prendida fuego. A los pocos días,, un grupo de personas derribó la estatua del misionero mallorquín Fray Junípero Serra en Ventura (California). También en San Francisco fue derribada la estatua del traficante de esclavos Francis Scott Key y aparecieron pintadas en un monumento al escritor Cervantes.

 

Más allá de la frontera estadounidense, en la ciudad inglesa de Bristol, la estatua  del conocido esclavista y político Edward Colston fue derribada y arrojada al río Avon. En Londres,las manifestantes derrumbaron la estatua de Abraham Lincoln y atacaron la de Winston Churchill . El rey Leopoldo II, o mejor dicho, su estatua, tampoco quedó indemne ante la extensión de las protestas en la localidad de Amberes (Bélgica). Un busto del general De Gaulle fue marcado con la inscripción “esclavista” en Hautmont (Francia) y una estatua del general Faidherbe (antiguo gobernador de Senegal) fue atacada con pintura en Lille, mientras que en la capital francesa la estatua de Jean-Baptiste Colbert fue también dañada. En Italia, el monumento a la estatua de Indro Montanelli en Milán fue rociado con pintura roja. El caso más conocido en el Estado español de este rechazo internacional a las estatuas, es en Barcelona el pasado 29 de Junio, dónde la estatua de Cristóbal Colón fue afectada por un pequeño incendio y fue marcada con infinidad de mensajes anticoloniales y antirracistas. El más reciente se llevó a cabo el pasado 17 de julio en Madrid cuando personas migrantes y racializadas de distintos colectivos antirracistas exigieron la retirada de las estatuas de Colón y todos los símbolos que exaltan la colonización en España con una pancarta que ponía “Fuego al orden colonial”.  Seguro que muchos otros ataques a esculturas que simbolizan la esclavitud y el dominio colonial nos han pasado desapercibidos en este recopilatorio, quizás por no encontrase en ciudades tan conocidas o por no haber sido mencionados por la prensa.

 

Esta praxis antirracista, que ataca los pilares simbólicos de la estructura capitalista, ha generado, además de lo propio de la acción directa, la retirada preventiva, en algunas ciudades, de estatuas existentes, así como una propagación del debate a un nivel social que desborda el ámbito militante/activista.

 

La simbología esclavista, negrera y colonial en Cantabria

 

Pongamos ahora el foco en Cantabria. Pero para ello volvamos a la antes mencionada Barcelona. Allí, el pasado 4 de marzo de 2018 se retiró el monumento a Antonio López López, que fue el primer presidente del Banco Hispano-Colonial y fue nombrado además marqués de Comillas. Esta situación provocó la indignación de la alcaldesa de Comillas y del presidente de la Comunidad de Cantabria. Ambos y por separado escribieron a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. La primera para hacerle replantear la retirada de la estatua. El segundo para pedirle que dicha estatua se trasladara a Cantabria. Cartas a aparte, lo cierto es que Comillas cuenta ya con otra estatua levantada en honor del esclavista  “Marqués de Comillas”, una obra hecha por Lluís Domènech i Montaner en 1890. La de Barcelona, en cambio, sólo era una réplica, ya que la original ya fue destruida en 1936 en rechazo al orden burgués.

 

Nacido en 1817, Antonio López López emigró a Cuba con apenas 14 años, donde amasó una gran fortuna traficando con esclavos negros. También logró considerables ingresos gracias al comercio de tabaco, la navegación marítima y las inversiones inmobiliarias. Al erigirse como exitoso empresario y banquero español, Alfonso XII le otorgó el título de Marqués de Comillas en 1878.

En Santander, ciudad que tenía una estatua ecuestre del generalísimo en la plaza del ayuntamiento hasta su retirada en 2008, se encuentran un sinfín de elementos arquitectónicos que de alguna manera u otra están relacionadas con la historia colonial, porque al fin y al cabo es la “historia de España” y de quienes están interesados en convertirla en relato oficial, una cuestión compartida por el resto de ciudades del estado, a pesar de la diferencia de colores de sus alcaldías. Así, cabe recalcar la presencia de una estatua en recuerdo de Cristóbal Colón en la Plaza de las Brisas en el Sardinero, así como tres copias de las carabelas con las que Cristóbal Colón surcó el Atlántico, gentileza del marino Vital Alsar, que se sitúan en la zona aledaña al palacio de La Magdalena.

 

Del occidente al oriente, vamos desplazándonos por la geografía cántabra dando un salto hacia Santoña, localidad dónde hay infinidad de esculturas de carácter militar y colonialista. Desde el monumento al almirante franquista Carrero Blanco, hasta el famoso Juan de la Cosa, (ambos de origen santoñés) navegante y cartógrafo conocido por haber participado en siete de los primeros viajes a América y por haber dibujado el mapa más antiguo conservado en el que aparece el continente americano. Sin embargo, una figura, quizás menos visibilizada, es la del negrero Marqués de Manzanedo, que cuenta con dos grandes edificios en su nombre. El primero es el Palacio Manzanedo que actualmente  alberga el consistorio municipal, y el segundo es el instituto de secundaria IES Marqués de Manzanedo (Antiguo colegio San Juan Bautista que el mismo mandó construir), en cuya entrada principal se encuentra una estatua dedicada al recuerdo de este esclavista. Parte de las andanzas de este marqués también llamado Juan Manuel están recogidas en los Episodios nacionales de Pérez Galdós, quien, como tantos otros, supo sacar tajada del tráfico de esclavos en Cuba, y amasar una fortuna que le permitió impulsarla construcción del muelle de Maliaño, así como participar en la promoción del Banco Hispano-Colonial y del Banco Santander. De hecho, es bastante común este relevo generacional entre familias que antaño se dedicaban al tráfico de esclavos y ahora son las propietarias de grandes entidades bancarias.

 

Como afirma Rafael Portell Pasamonte, en la primera mitad del siglo XIX, Cuba constituía un autentico privilegio para aquellos que, con ingenio y capacidad para los negocios, buscaban una oportunidad singular de acumular grandes fortunas, a partir del comercio, préstamos hipotecarios a criollos, comercialización de la zafra y, por supuesto, expediciones negreras. Como buen filántropo de su época, Juan Manuel utilizó parte de su fortuna para donar dinero a causas como la guerra de África (1859-1860), una labor que iba en su linea de implicarse cada vez más en la política española.

 

Imagen extraída de Cadena Ser 2017. Pintadas antifascistas en el Monumento a Carrero Blanco en la localidad cántabra de Santoña

 

Redefinir la memoria a pie de calle

Como recuerda Rita Segatotodas aprendimos a ver con el ojo blanco” Esta pensadora feminista también recalca el hecho de que existía una América antes de la llegada del hombre blanco europeo. Hecho cuya invisibilización impone una visión eurocentrista en  nuestro aprendizaje del pasado.

Los anteriores eran sólo  algunos ejemplos de la apología colonialista y clasista que nuestras calles llevan grabadas en estatuas, bustos, edificios, callejeros etc. Todo este conjunto propagandístico compone un auténtico museo a cielo abierto. Su papel simbólico es el de reproducir el orden existente refrescando una memoria interesada que supone el olvido correspondiente de las prácticas de abuso y violencia a las que se dedicaban estos aclamados personajes. Desde el decolonialismo más académico hay mucho trabajo hecho para sustituir las representaciones monumentales de la colonialidad.  Esto conlleva hechos como que en el museo del hombre de San Diego -EEUU-, exista un puesto que se llama “directora de descolonización” para garantizar, entre otras cosas,  que no se muestren restos humanos sin consentimiento de las etnias a las que pertenecen.[ii]

Podríamos volver también al ejemplo de la retirada de la estatua del marqués de Comillas en Barcelona, dónde los colectivos sociales presionaron para que fuese sustituida por un memorial a Idrissa Dialo, muerto en un CIE de Barcelona hace 8 años. Sin embargo, hay muchas formas de revisar la historia y desterrar la apología racista y colonial de las calles. Algunas de ellas no parten desde la academia, ni desde las instituciones. Todo este descontento callejero tras la muerte de George Floyd ha propagado la indignación mediante actos concretos y tangibles a pie de calle que dan lugar a que las luchas sociales en curso tengan en cuenta esta conexión entre policía, colonialismo, racismo, clase y dominación cultural.

 

 

[i] “Colonialidad, descolonización e interculturalidad”, https://journals.openedition.org/polis/10164

[ii] Correspondencia de prensa

https://correspondenciadeprensa.com/2020/01/07/debates-es-posible-rebobinar-el-museo/

Otras fuentes;

El 'negrero' López y López gana al 'marqués' de Comillas en Barcelona. Paco Gómez Nadal

https://www.eldiario.es/cantabria/sociedad/negrero-lopez-marques-comillas-barcelona_1_2245065.html