Un artículo de "El País", un operativo policial de caza al albanés y un muro.

Breve cronología para vender la construcción de un muro

Viernes 21 Febrero. El país publica “Santander, puerto de polizones”

Sábado 22 Febrero. Comienza una operación policial de “caza al albanés”

Domingo 23 Febrero. La policía irrumpe en un hogar ocupado por algunas de estas personas, destrozando el espacio y llevándoles a calabozos.

Lunes 24 Febrero. El diario Montañes da a conocer el anuncio del levantamiento de un muro para reforzar la seguridad interna del puerto.

Martes 25 Febrero. 11 personas  son deportadas en un vuelo Frontex hacia Albania y Georgia.

El día siguiente a la publicación del artículo “Santander, puerto de Polizones” del periódico El País (Viernes 21 de Febrero), un operativo policial aparece en las inmediaciones del edificio ocupado por algunas de las personas que intentan colarse en el puerto para llegar a Reino Unido. Es por la calle donde empiezan a identificar chavales entre Peñacastillo, Nueva Montaña, el puerto pesquero... en una caza explícita a quien sea de origen albanés y de otros países del este. Por si fuera poco, a la mañana siguiente (Domingo 23 de Febrero), la policía irrumpe en el edificio ocupado por algunas de estas personas (edificio que forzosamente ha sido expuesto al público gracias a la fotografía del susodicho penoso artículo). No era la primera vez que acudían, pero esta vez les levantan por la fuerza a gritos mientras duermen y comienzan a destrozar el inmueble. Posteriormente se les llevan a los calabozos. El total que se sepa es de 89 personas identificadas y 14 detenidas de las cuáles 11 han acabado siendo deportadas  a Albania y Georgia.

Los periodistas señalan, la policía allana, detiene, encierra y finalmente deporta. Parece ser que esta variable se cumple a la perfección en un ejercicio mediático-represivo-racista posiblemente planificado. Periódicos como El Diario montañes acompañan estos días todo este proceso,anunciando el levantamiento de un muro de hormigón el pasado Lunes 24 de Febrero. Mientras tanto, las autoridades de Cantabria se enorgullecen de sus fuerzas de seguridad e implementan nuevos proyectos securitarios. La delegada del gobierno en Cantabria y el Consejero de Innovación, Industria, transporte y comercio planean visitar la zona de levantamiento del nuevo muro de la vergüenza en compañía del presidente de la autoridad Portuaria el próximo 9 de Marzo. Creemos que lo importante de esta situación no es que se lo monten tan bien para proteger sus intereses, sino que en la calle no nos traguemos el cuento.

 

CÓMO HACER ARTÍCULOS DE MIERDA A CAMBIO DE UN SALARIO

De como el periodismo mercenario prepara el racismo securitario en Santander

En la Europa que vivimos actualmente, los procesos migratorios forzados que se dan dentro de sus fronteras, incluso si dependen del espacio Schengen, llevan a muchas personas a no encontrar posibilidad para permanecer en sus hogares. De ahí que, fruto de cuestiones económicas, es decir, políticas, tengan que abandonar sus territorios y marchar de su arraigo para meterse en cualquier sitio.

Podría ser Calais, Bilbao, o cualquier otra ciudad donde esperemos el periodismo mercenario no haya aguado la fiesta todavía a nadie. Pero sí, para las personas albanesas que intentan colarse en el puerto de Santander con el fin de llegar a Reino Unido día tras día, igual que para todas en su situación, es importante que el lugar en el que habitan para pasar desapercibidas en su corta estancia en la capital cántabra sea en un entorno sin cámaras que le fotografíen, con intimidad para descansar y con discreción y prudencia para desplazarse de un lugar a otro. Todo esto incluso si el edificio habitado no tiene ventanas ni ningún tipo de pretexto legal para que la policía no te pueda molestar con demasiada facilidad. Lo que viene a ser un espacio abandonado a medio construir.

Pero hay quienes no parecen entender lo importante que puede ser el pasar desapercibidos, porque no tienen nada que esconder. Tienen trabajo, café y cuatro paredes donde escribir lo que han visto en un viajecito de un par de días pagado al norte del país . Mucha miseria ajena que fotografiar a cambio de un salario. Sensacionalismo barato hay en todos lados, pero en este caso, el artículo periodístico de “EL PAIS” llamado “Santander, puerto de Polizones” publicado el 21 de Febrero de 2020 se lleva la palma. ¿Cómo hacer un artículo de mierda sin que parezca totalmente deleznable? Aderezando con un poco de paternalismo humanitario. ¿Cómo contribuir a generar más brecha social entre iguales mediante el racismo? Creemos que con dosis de periodismo mercenario.

Afortunadamente, personas que sí viven en Santander, que sí conocen la realidad de estas personas albanesas más de cerca, intentan contrastar la información vertida en artículos de este tipo, ya que los hay a patadas. Es por ello, que más allá de redactar en medios pequeños y humildes como éste, se intentan hacer hueco en periódicos de gran tirada como Eldiariomontañés y a veces lo consiguen. Nada sobra para hacer contrainformación en este aspecto, pero no nos vamos a engañar. La batalla mediática no es posible ante los grandes medios de comunicación. Es una pelea perdida si se quiere llevar a cabo con sus formas pero sin sus medios. Por eso a parte de estas iniciativas, es a pie de calle donde tenemos que desmentir, matizar o dar explicación ante tanta necedad.

El pasado 21 de Febrero cualquier persona que leyera EL PAIS podría concluir con este artículo que una avalancha de personas lleva saltando en los últimos años las vallas del puerto santanderino. Pero es bien sabido gracias a la información de grupos de apoyo a migrantes de esta ciudad, colectivos antirracistas y medios de comunicación como por ejemplo Elfaradio, que las cifras oficiales cuentan las veces que se ha detectado a personas intentando colarse, pero no el número de personas que han hecho el intento. Es decir, que muchas veces son las mismas personas las que protagonizan todas esas cifras tan convenientemente alarmantes. Eso sí, para quienes consideran una alarma que las personas intenten moverse libremente hacia el destino que tienen con los medios que pueden.

Quienes ese 21 de Febrero leyeran este gran creador de opinión, podrían llegar a concluir, por muy marciano que parezca, que Brittany Ferries ha decidido cambiar el trayecto Santander Cork por la ciudad de Bilbao a causa de la poca seguridad que ofrece este puerto respecto a la capital vizcaína en materia de control de la inmigración irregular. Causa bastante dudosa porque ni siquiera la autoridad portuaria de Santander ni la compañía se atreven a poner el asunto de los “polizones” como principal desencadenante del cambio. Pero también porque habría que hacer memoria y recordar que en la ciudad de Bilbao esta empresa de viajes en Ferri también amenazó con otorgar más protagonismo a la ciudad de Santander si no aumentaba el control securitario por parte de su autoridad portuaria, lo que desembocó en el levantamiento de un muro antirefugiados.

Las empresas negocian, las autoridades se venden, un juego bastante lógico bajo su lógica. En todo caso, resulta bastante atrevido y cutre achacar a unas cuántas personas que saltan las vallas la responsabilidad del cambio de rumbo de los destinos turísticos ofertados por este gigante que tiene planificado ampliar su “flota”en el verano de 2021. Lo mismo podríamos decir de la autoridad portuaria de Santander con su continua queja de destrucción de mercancías por parte de los “polizones”, si recordamos que en su balance de año reivindicó cifras récord en su historia.

Entre tanta “verdad” a medias sólo podría faltar el típico tópico del artículo sobre migración irregular y delincuencia. Anécdotas que no se introducen en un artículo de unos cuántos párrafos de forma inocente y por amor a la objetividad periodística. Podríamos contar unas cuántas que también representen a vecinas de Santander y a personas que intentan saltar las vallas del puerto y que no tengan que ver con la hostilidad ni la desconfianza, pero nosotras también tenemos cosas que esconder.

Es cuestión de dignidad y solidaridad, nada más.