Peticiones de 8 y 10 años de cárcel por defenderse de una agresión fascista

Cuatro personas se enfrentan a penas de entre 8 y 10 años de prisión por defenderse del fascismo y por montajes policiales incriminatorios.
El 12 de octubre de 2013, se produjeron enfrentamientos entre un grupo de militares españoles ultraderechistas, que celebraban su “día de la Hispanidad” en el bar “El rincón de la Legión”, próximo a Puente de Vallekas; y algunos vecinos del barrio. Como consecuencia de los hechos, cinco personas fueron detenidas, y de ellas, cuatro afrontan peticiones fiscales y sanciones económicas muy graves.
Dos de los detenidos, ni siquiera estaban en el lugar de los hechos, por ese motivo denunciamos detenciones arbitrarias y montaje policial. A uno de ellos, la fiscalía le solicita 8 años de cárcel.
Entendemos que defenderse de una agresión no debería ser motivo para ir a la cárcel. Pero en este estado, si eres antifascista corres ese riesgo. Apelamos a vuestra solidaridad, os pedimos ayuda para enfrentarnos al proceso judicial y su coste. Por este motivo iniciamos la campaña de apoyo #AutodefensaAntifascista, donde será bienvenida cada iniciativa que se sume.
“No lo llamamos violencia cuando es autodefensa, lo llamamos inteligencia.”

Madrid, octubre 2017.

▶️ Os facilitamos un número de cuenta por si queréis ayudar económicamente con la campaña y poder hacer frente a las multas y gastos del juicio: ING - ES09 1465 0100 9920 3950 6441

A continuación os dejamos el testimonio de Carlos (cantante de Nucleo Terco), sobre los hechos y su detención:

“El día13 de octubre de 2013 mientras caminábamos hacia Puente de Vallecas desde Méndez Álvaro, una amiga y yo vimos a un grupo de personas lanzándose objetos unos a otros. Unos huyeron en dirección a Avenida de la Albufera, mientras tanto unos hombres agredían a un chico y le robaban su cazadora. Mi amiga y yo exigimos a esos hombres que dejaran de agredir a este chico y otro grupo de personas nos lanzaron un palo y una botella con intención de herirnos, mientras avanzaban hacia nosotros insultándonos y gritando. Cogí el palo del suelo y se lo entregué a mi amiga para que no pudieran utilizarlo. Estas personas nos alcanzaron, agrediéndonos con sillas, porras extensibles y pegándonos patadas y puñetazos. Conseguimos arrebatarles la silla y forcejeamos con ellos con la intención de zafarnos de su agresión. Durante todo su ataque proferian: "A mi la legión" y "arriba España" e insultos sexistas, homófobos y de tipo ideológico: "mala puta", "maricón" y "guarros" y "rojos de mierda" al identificarme como antifascista por vestir una camiseta del grupo Non Servium. Eran seis personas, cinco hombres, dos de ellos con camisa del cuerpo militar de la legión, otros dos, con barba, fuertes y con estética ultra que habían intervenido en la agresión previa, un hombre que intentó agredirme sin éxito al que derribé y una mujer rubia joven que nos insultaba. Los legionarios golpearon a mi amiga con una silla y pegándole puñetazos y después se concentraron en agredirme a mi, junto a los tres hombres restantes. Debido a su superioridad y a los palos y porras que llevaban, salimos corriendo, cruzando la carretera, en dirección al metro. Estábamos asustados y, aunque con alguna magulladura, al menos habíamos conseguido librarnos de una agresión grave.
Nos dirigimos al centro de Madrid, que era nuestro objetivo desde el primer momento y continuamos el día con normalidad, dentro de lo anómalo de la situación vivida.

Pasado un mes y medio somos detenidos, en casa y en el trabajo y tras dos días y medio declaramos ante el juez y somos puestos en libertad, nos imponen una orden de alejamiento de un local donde paran esos legionarios y fascistas y nos acusan de una serie de delitos: daños lesiones y utilización de armas prohibidas. Todo ello, con el agravante de odio ideológico, dispara la petición fiscal a la absurda cifra de diez años de prisión para mi y ocho para mi amiga, además de reclamarnos unos daños que tampoco son responsabilidad nuestra. Nuestro único objetivo era pasar un día de fiesta tranquilo en el centro de Madrid y estas personas nos intentaron agredir y además nos denuncian.

Mi amiga ni siquiera tiene una posición ideológica concreta y no participa en ninguna actividad política de ningún tipo. Pero aunque así fuera, como es mi caso y me siento orgulloso de considerarme antifascista, no tiene ninguna lógica que sean las personas agredidas a las que se les impute un delito y se evalúe su punto de vista sobre la política. Los agresores eran personas violentas, homófobas, sexistas y nos agredieron por nuestra condición ideológica, real o supuesta por ellos.

Respecto al trabajo de investigación que realiza la policía, la difusión en medios de comunicación, con una ingente cantidad de mentiras inexactitudes y criminalización de las ideas que no les gustan, podría decir también muchísimas cosas.

Espero vivir en un país en el qué estas personas violentas e intolerantes no puedan campar a sus anchas y contar con el apoyo de la prensa, la policía y el aparato judicial. Y reclamo mi derecho a discrepar y a defenderme si me agreden.”