El nuevo puente sobre el saja, desarrollismo en acción

En la localidad de Virgen de la Peña (Cabezón de la sal) se quiere llevar a cabo la construcción de un nuevo puente que suponga una mejora en las infraestructuras de comunicación, como eufemísticamente se viene a atribuir a todos aquellos proyectos de obras públicas que tratan de perfeccionar el tránsito de automóviles por el interior de los territorios, en este caso, en el valle cántabro del Saja. Las dificultades para este trayecto de mercancías actualmente son, por ejemplo, que dos camiones no puedan pasar a la vez, ni que la cantidad de coches que circula cotidianamente, pueda hacerlo con las correspondientes medidas de seguridad vial. Para ello el puente supondrá un ensanche, a la vez que una prolongación, duplicando la longitud.

Como bien ha dicho el director general de Obras públicas, se trata de una puerta al valle del saja. Espectacularidad y seguridad son las dos promesas de los promotores de esta obra, que le falta poco tiempo para cumplir su licitación, y que tiene previsto realizarse en 14 meses. Esta nueva infraestructura se llamará "puente de los Foramontanos".

El impacto ambiental, la contaminación paisajística, el despilfarro de dinero, la agresión histórica, la contraargumentación a la carta de presentación del proyecto como garante de la seguridad vial en un tramo donde la incidencia de siniestralidad es mínima, así como la contribución al "cártel" del hormigón, son aspectos que ya se están denunciando desde organizaciones de la zona. Sin embargo, existen otros aspectos más de base como el desarrollo urbanístico en base a la necesidad de mover la economía, mediante la promoción del turismo rural y la facilitación del tráfico de mercancías por encima de las necesidades vecinales y de los habitantes de la zona, así como la crítica al progreso,cuyos promotores necesitan de diseños modernos y espectaculares para presentar sus nichos de inversión frente a la opinión pública, a la vez que argumentos como el de la seguridad, independientemente de que estos se basen en hechos consumados o no, para justificar el desarrollismo en aras del bien común.