El gobierno español vende territorio Saharaui a cambio de gas y fronteras blindadas

El gobierno español vende territorio Saharaui a cambio de gas y fronteras blindadas (2022) – Daniel PINÓS

Campo de refugiados

Artículo extraído del Monde Libertaire n° 1839 de mayo de 2022

El cambio de política exterior de España en el conflicto del Sáhara Occidental tiene como objetivo permitir que vuelva a entrar el gas argelino y proteger el papel de Marruecos como policía en la frontera sur de la UE.

El 18 de marzo se hizo pública la carta del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, al rey de Marruecos, Mohamed VI. En esta carta, el Estado español reconoce por primera vez la ocupación ilegal del Sáhara Occidental por parte del régimen marroquí. Sánchez acepta la propuesta de una autonomía gobernada por la monarquía alauita. Según la carta, esto constituiría «la base más seria, realista y creíble para la resolución del conflicto».

Se abandona el apoyo oficial del Estado español a las resoluciones de la ONU sobre la celebración de un referéndum de autodeterminación. Una inversión de la posición tradicional española que corrobora lo que ya habían hecho de facto los diferentes gobiernos del régimen salido de la Transición de 1978.

Cuando dos monarcas deciden el destino de un pueblo

Durante 47 años, la UCD (centro-derecha), el PSOE (socialista) y el PP (derecha) han apoyado las reivindicaciones del pueblo saharaui con palabras, mientras que con su política exterior real aprobaban la ocupación marroquí del Sahara, a cambio de participar en el expolio de sus recursos por parte de empresas españolas de los sectores de la pesca, la construcción y la energía -como King Pesca, Acciona o Gamesa- y de acuerdos con la dictadura de Mohamed VI para hacer el trabajo sucio de controlar la frontera sur de la Unión Europea.

Esta política ha sido y es parte de la política de Estado del imperialismo español. El Sáhara Occidental, como colonia africana española, fue entregado a Hasan II, padre del actual monarca, por Juan Carlos I en noviembre de 1975. Un pacto entre las dos casas reales, patrocinado por Estados Unidos, Arabia Saudí e Israel.

Sin embargo, la decisión de Pedro Sánchez es de gran importancia. Consolida el alineamiento de España con la dictadura marroquí contra el pueblo saharaui, como han hecho recientemente el nuevo canciller alemán, Olaf Scholz, y las administraciones Trump y Biden.

Con este respaldo se han restablecido las buenas relaciones diplomáticas entre los reinos de España y Marruecos. La crisis abierta tras la vuelta de los enfrentamientos armados entre el ejército de ocupación y el Frente Polisario en noviembre de 2020 está, por tanto, cerrada. Un conflicto que no sólo causa muertes, sino que crea condiciones de vida indignas para la población, además de la represión, el encarcelamiento y la tortura de las voces disidentes.

Este «éxito» de la diplomacia española y europea, del que se felicitó el viernes el expresidente del Gobierno Zapatero, es una garantía para la ofensiva del imperialismo español y europeo en el contexto bélico y belicista que vive Europa tras la ocupación rusa de Ucrania.

Si bajo Juan Carlos I se vendió al pueblo saharaui a cambio del apoyo de Washington y de petrodólares para el proceso de transición, bajo el reinado de su hijo, Felipe VI, el objetivo es aumentar la llegada de gas magrebí a la UE y consolidar el papel de gendarme de Mohamed VI ante el previsible aumento de la llegada de millones de seres humanos procedentes de África en los próximos años.

Sacrificado por un gasoducto

1976. Combatiente del Polisario

Tras una larga guerra entre el Frente Polisario y las fuerzas de ocupación que duró hasta 1991, se acordó un referéndum de autodeterminación patrocinado por la ONU. Sin embargo, esto se ha pospuesto varias veces. En noviembre de 2020, tras los ataques marroquíes a partes de las zonas liberadas de Gerguerat, el conflicto armado se reanudó hasta hoy.
La reanudación de la guerra provocó una crisis diplomática entre Marruecos y Argelia, y la primera con el Estado español, especialmente después de que el líder del Polisario, Brahim Gali, fuera recibido en mayo de 2021 para recibir tratamiento hospitalario.

Esta crisis provocó la no renovación en noviembre de 2021 del contrato de suministro por 25 años entre la argelina Sonatrach y Naturgy, y entre Naturgy y Marruecos, para la operación y mantenimiento del gasoducto Magreb-Europa de 500 kilómetros en suelo marroquí, por el que pasa el 40% del gas argelino canalizado a la península.

Su cierre ha reducido la cantidad de gas argelino transportado por este método del 52% al 31%, aumentando la cantidad que llega en los buques de GNL hasta un 70% con un coste de hasta un 30% más.

La búsqueda de alternativas rápidas al gas ruso ha acelerado las negociaciones con otros productores, entre ellos Argelia, para aumentar su producción y sus envíos. La medida española, precedida por la alemana, pretende normalizar las relaciones con Marruecos como primer paso para facilitar el restablecimiento del flujo de gas a través del gasoducto cerrado lo antes posible.

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, aseguró que el cambio de postura sobre el Sáhara Occidental no pone en peligro las relaciones con Argelia, tradicional aliado del Polisario. Queda por ver si la apuesta española dará sus frutos o no. La primera reacción de Argelia fue llamar a consultas a su embajador.

No parece que el gas vuelva a fluir. Aunque no podemos excluir la posibilidad de que el reaccionario régimen argelino acabe participando también en esta venta del pueblo saharaui a cambio de poder vender todo el gas posible, aprovechando los altos precios del mercado.
Esta es otra consecuencia del «efecto mariposa» generado por la guerra en Ucrania y la escalada del belicismo del imperialismo europeo en forma de planes de rearme y guerra económica.

Marruecos, guardián de Europa

La otra gran política imperialista que pretende consagrar esta normalización de relaciones es el papel de Marruecos como policía de la política migratoria de la UE. Las previsiones de un mundo mucho más convulso -con consecuencias muy graves en las regiones de Oriente Medio y África, que ya han sufrido múltiples conflictos armados, y ahora una alarmante amenaza para la seguridad alimentaria- llevarán a Europa, que hoy habla cínicamente de la acogida de personas en referencia a los refugiados ucranianos, a desplegar políticas cada vez más agresivas para frenar la llegada de personas.

El hecho de que la gendarmería marroquí siga haciendo gran parte del trabajo sucio de vigilar las costas del Sáhara Occidental y el norte de Marruecos es aún más importante ahora que en el vecino Malí, donde el gobierno ha «subcontratado» este trabajo a empresas mercenarias rusas como parte de sus fuerzas armadas.

Podemos o no podemos, esa es la cuestión.

La decisión de Pedro Sánchez ha vuelto a provocar el desacuerdo en el seno de la coalición de gobierno. Unidas Podemos rechazó el contenido de la carta y se pronunció a favor de un referéndum de autodeterminación como única solución.

Sin embargo, al igual que el resto de las diferencias expresadas en las últimas semanas sobre la política de rearme o el envío de armas a Ucrania, el mantenimiento de los ministros de Unidos Podemos en el «gobierno más progresista de la historia» sigue siendo indiscutible. Las declaraciones y tuits son humo y espejos que contrastan con el aval que supone su presencia en el gobierno para unas políticas cada vez más reaccionarias e imperialistas.

Este nuevo golpe a la causa del pueblo saharaui por parte de su antigua potencia colonial ha provocado la indignación y un fuerte movimiento de solidaridad en el Estado español.

Se han realizado varias movilizaciones en solidaridad con la lucha del pueblo saharaui y para luchar contra el gobierno PSOE-Unidas Podemos, responsable de la ocupación, el saqueo y el exilio perpetuo de miles de saharauis.

Empresas españolas y europeas están implicadas en el saqueo del Sáhara Occidental y sus costas, entregando armas y material militar al régimen marroquí. El gobierno español está llevando a cabo una política reaccionaria hacia los migrantes, blindando sus fronteras y convirtiendo a Mohamed VI en un socio privilegiado.

Si algo demuestra la carta de Pedro Sánchez es que la solución del conflicto en manos de la ONU o de la comunidad internacional es una mera ilusión. La lucha de los saharauis contra la ocupación marroquí, contra los campamentos y contra los territorios ocupados, debe estar vinculada y apoyada por los que luchan contra la dictadura de Mohamed VI en Marruecos.

[Traducido por Jorge JOYA]

Original: https://monde-libertaire.fr/?articlen=6592