Crónica de la manifestación en Santander contra los polígonos eólicos

Crónica de la manifestación en Santander contra los polígonos eólicos

El pasado sábado 21 de agosto estuvimos presentes en la protesta contra los polígonos eólicos organizada por la asamblea “Contra viento y marea”. Después de meses de trabajo y esfuerzos por visibilizar la amenaza de los polígonos entre los vecinos y las vecinas de los valles y pueblos afectados, tocaba bajar a la capital y echar un pulso a los responsables de la agresión eólica. Y lo cierto es que fue una buena demostración de fuerza, a la que acudieron unas 400 personas con mucho ánimo y determinación, que se expresó a través de cánticos y el ruido constante de los cencerros a lo largo de todo el recorrido de la protesta.

Llegamos puntuales a la plaza de las estaciones, lugar del que partía la convocatoria. Allí ya había mucha gente reunida que había llegado en tren desde sus respectivos pueblos. También había varias mesas instaladas en las que se podía firmar las alegaciones contra los distintos proyectos. Algunas personas vestían trajes tradicionales de sus pueblos, mientras que otras portaban herramientas características del campo. Otras llevaban maletas simbolizando que la industria eólica amenaza con echarles de sus pueblos.

Pudimos observar también multitud de pancartas y carteles con mensajes en contra los molinos o de sus responsables políticos. Además, para darle un toque de humor a la comitiva, unas chicas iban disfrazadas simulando ser el “lobby energético” a la par que una de ellas portaba una reproducción de un molino en cuyas aspas se podían leer los mensajes “despoblación”, “destrucción” y “especulación”.

Tras aproximadamente media hora de espera arrancó la manifestación, que se encaminó, por la acera, hacia el puerto. Seguimos avanzando hacia los Jardines de Pereda y allí, frente al Centro Botín y ante las miradas de sorpresa de los turistas, se hizo una parada para leer el comunicado de la protesta.

La marcha siguió hasta la rotonda de Puertochico, lugar en el que se cortó momentáneamente la carretera para poderla cruzar, y de nuevo se procedió a la lectura del comunicado. Finalmente, el recorrido concluyó en la plaza de Correos, frente a la Delegación de Gobierno, dónde estuvimos un rato concentrados bajo el resguardo de la sombra de los árboles. A lo largo de todo el camino se corearon diversos lemas genéricos
como “mi pueblo, mi gente, mi forma de pensar, no se arrodillan ante Green Capital” o “pueblos vivos, pueblos combativos” y otros más específicos aludiendo a los distintos proyectos de polígonos, como “el parque de Amaranta, al turismo espanta”, “el de Lantuendo, pal monte es un veneno” o “con el del Escudo, lo van a tener crudo”.

En el comunicado que se leyó, las personas convocantes de la protesta denunciaron que nos quieren echar “de Miera, del Pas, del Besaya, de Campoo, Valdeprado, Valdeolea... de casi todo el interior de Cantabria”, por culpa de las “moles de entre 160 y 200 metros de altura”. Unos proyectos de polígonos que calificaron como “un atentado contra el sentido común y el bienestar colectivo, por unas migajas que no solucionarán ni el bienestar económico ni la crisis energética”. Sin embargo, advirtieron al final de su mensaje que: “Tenedlo claro: como pasó con el fracking, aquí nos encontrarán. De frente, con el dalle picado para segar esta amenaza” y para “seguir cuidando nuestra tierra y el futuro de nuestras nietas y nietos”.

En la misma línea del comunicado, algunas de las personas con las que pudimos conversar a lo largo de la manifestación nos explicaron el porqué de su rechazo a los polígonos eólicos. Como por ejemplo Manuel, que acudió en defensa del que es “probablemente uno de los espacios más valiosos de la región como es la cordillera [del sur de Cantabria] y los valles del interior”, cuyo futuro depende más bien de actividades como “el turismo rural o la artesanía más que de los macroproyectos eólicos”. Además, varias personas nos señalaron la importancia del haber llevado la protesta a las ciudades de la costa y en concreto a
Santander, como por ejemplo Ángel, que acudió desde Toranzo y que nos comentó que “ya es hora de que la gente de la ciudad despierte” ya que, según él “está completamente al margen del tema de los eólicos”. Una lucha que lleva fraguándose desde hace muchos años pero que ha repuntado en los últimos meses, con muchas personas que se están organizando junto a sus vecinos y vecinas, como es el caso de Bea, que acudió desde Mirones y que forma parte de la Asamblea contra los eólicos de Miera. Una movilización vecinal que es fácil de entender si se tiene en cuenta que, como nos explicó, en su valle “quieren poner aerogeneradores a menos de 500 metros de las casas de la gente”. Pero, según ella,todavía hace falta “que la gente se conciencie y actué, ya que todavía hay mucho desconocimiento sobre esta problemática”. Una implicación que puede consistir, por ejemplo, en la firma de alegaciones contra los distintos proyectos que hay en marcha, ya sea por internet o en las mesas que están poniendo de forma regular en distintos puntos de la región.
 

Al finalizar el recorrido, según pudimos enterarnos posteriormente, unos chavales que habían colgado unos carteles en la puerta de Delegación de Gobierno fueron identificados por la policía. Esperemos que no tengan que enfrentarse al pago de multas. Fue quizás el único momento de tensión en una manifestación en la que, sorprendentemente, hubo poca presencia policial, aunque con los habituales “secretas” rondando entre las personas manifestantes, poniendo la oreja y sacando fotos. Y es que la gente organizada siempre es motivo de preocupación para el poder y sus esbirros policiales. Porque cuando nos
organizamos y nos juntamos es cuando adquirimos la fuerza para luchar contra las amenazas contra nuestro territorio, como quedo bien patente con la movilización anti-fracking. Por nuestra parte, nos marchamos a casa con un buen sabor de boca y con la sensación de que esto lo vamos a parar. Pero para ello probablemente hagan falta muchas manifestaciones como esta, y más multitudinarias, así que...

¡Nos vemos en la siguiente!

Artículo publicado en el boletín Briega en papel nº26 Septiembre 2021