Nos llueven los eólicos

 

Nos llueven los eólicos

En los últimos años, y sobre todo en los últimos meses, estamos conociendo
proyectos de empresas privadas que vienen a enriquecerse ocupando nuestras tierras.
Pretenden llenar los cordales de muchos valles con molinos para producir electricidad:
cuantos más, mejor para su interés. Estos proyectos se están multiplicando en gran parte de la Cantabria rural, exceptuando las zonas que se consideran de gran interés turístico. Nuestros valles podrían convertirse en generadores de energía que se transportará a otros lugares que se quieren preservar, a costa de arruinar la vida de quienes aquí vivimos. Mientras las empresas están ya repartiéndose el territorio, l@s vecin@s de estas zonas no estamos recibiendo información sobre estos proyectos y cómo nos afectarán, por lo que nos quitan la posibilidad de opinar sobre el uso de nuestro territorio.

¿En qué consiste?

Implantación de enormes aerogeneradores de entre 120 y 200 m de altura –los edificios
más altos de Cantabria, las torres de Carabaza, miden 52 m-, cimentaciones, subestaciones eléctricas y líneas de alta tensión para evacuar la energía y grandes pistas de rodadura para llevar todas las piezas a las cumbres. Esto convertirá el monte en un polígono industrial y concentrará la producción energética en las zonas rurales.

¿Energía para quién?

En el estado español se produce más del doble de la energía eléctrica que se consume, lo que supone que estos proyectos no están pensados para conseguir una soberanía energética, sino que gran parte de la electricidad producida en estas instalaciones se exportará a otros territorios con más restricciones a la hora de instalar estas industrias, por la fuerte oposición social frente a estas megaestructuras tan destructivas.

¿Y para nosotr@s?

Consecuencias permanentes para la salud, la calidad de vida y la economía de las zonas
afectadas:
 

- para la salud: exposición a ruidos y vibraciones constantes, infrasonidos y ultrasonidos, ráfagas de luz, cercanía de líneas de alta tensión, que afectan tanto a la población de la zona como a los animales

- para el hábitat: afectación de los cursos de agua de fuentes y manantiales; ocupación del territorio de manera permanente (accesos, cimentaciones, plataformas de montaje, subestaciones y líneas de evacuación); movimientos de tierra para preparar caminos
y pistas por donde circularán camiones de gran tonelaje; pérdida de biodiversidad y destrucción del hábitat de muchas especies de fauna y flora autóctonas.

- socioeconómicas: impacto visual que acabaría con la imagen de Cantabria como patrimonio natural; pérdida de valor de terrenos y viviendas (entre un 30 y un 50%
de depreciación); pérdida del valor turístico del entorno y todos los negocios asociados a
esta actividad (bares, restaurantes, hoteles y casas rurales) y despoblación (comprobada
ya en otros territorios donde se han instalado estos polígonos) que supone no solo pérdida
de vida sino de servicios como el transporte público, los centros de salud y educativos.

Supuestos beneficios locales

La generación de empleo solo dura unos pocos meses durante la construcción. Después, el mantenimiento de estas instalaciones se cubre con una plantilla mínima (2 personas). Los ingresos locales municipales procedentes de las eólicas son inseguros en el tiempo, tienen múltiples exenciones fiscales y están generando numerosos problemas legales a los municipios afectados. Ninguna compañía eléctrica asegura que vaya a pagar la luz de un municipio por contar con estas instalaciones en su territorio.

En Europa, tras 20 años de masiva implantación de enormes infraestructuras eólicas cerca de las viviendas -en Dinamarca, Francia, Bélgica, Holanda...- se conocen ya los graves efectos que provoca en la salud y calidad de vida de las personas que habitan esas zonas.
La energía eólica no es, de por sí, ecológica, sostenible y limpia: antes hay que valorar qué
necesidades va a cubrir, dónde es más lógico ubicarla y cuáles son sus consecuencias para el
entorno donde se instala. No podemos dejar este asunto en manos de las empresas, que solo buscan su máximo beneficio sin importarles cuál es el precio para el territorio y las personas que aquí habitamos.

¿Dónde?

Según los datos proporcionados por la Consejería de Industria y el Ministerio para la Transición Ecológica, en Cantabria se han solicitado 36 centrales eólicas, con una potencia total de 1.595,295 Mw. Estos proyectos afectan principalmente las comarcas de Campoo-Los Valles, Valles Pasiegos y diferentes zonas del Oriente de Cantabria. No es un caso aislado, ya que en toda la península -y especialmente en el Norte- se están solicitando estos proyectos eólicos, aprovechando las subvenciones europeas y estatales.

¿Qué puedo hacer?

Lo primero que puedes hacer es informarte y hablar del tema en casa, en el trabajo, con tus
vecin@s. Organiza charlas, pega carteles, reparte este panfleto. También puedes presentar alegaciones a los proyectos, recoger firmas, instar a tu ayuntamiento a que apruebe una moción en contra... tenemos que impedir que nuestras administraciones den permisos a ninguna obra relacionada con los eólicos.

En diversas zonas de Cantabria nos estamos organizando para oponernos a estos proyectos. Somos gente de a pie, no tenemos ninguna relación con partidos políticos, ni queremos ser instrumentalizad@s para campañas electorales y luchas partidistas. Sólo queremos defender nuestros valles de esta amenaza que pone en peligro nuestra economía, nuestra forma de vida, nuestra salud y nuestro bienestar.

Si quieres más información, escribenos a quenosanchoquesongigantes@gmail.com