Mitos sobre la Noviolencia

 Capítulo 1 de “Breve historia de la Noviolencia”, Jesús Castañar Pérez
  - Capítulo siguiente>
Introducción: mitos sobre la Noviolencia
Seguramente, cuando pensamos en teóricos de la noviolencia, nos vienen a la mente la imagen de Gandhi, tal vez la de Lev (o Leo) Tolstoi o la de Martín Luther King. Estos tres personajes, con su fama internacional cada uno por diferentes motivos, han eclipsado por completo a otros muchos teóricos de la noviolencia de suma importancia como Bart de Ligt, Jean Marie Muller o Gene Sharp (que es considerado como el autor político vivo con más seguidores en el mundo) e, incluso, el antecedente de todos ellos, más conocido y reconocido, Henry David Thoreau. Esto hace que se haya creado una imagen distorsionada y el público no especializado conciba la noviolencia, asumiéndola en los términos en que la pensaban aquellos famosos autores y que no es más que una tendencia entre otras varias. El caso es que tanto Tolstoi, como Gandhi o Luther King partían de una concepción de la noviolencia que se puede denominar holística, es decir, creían que era un principio necesario para todos los aspectos de la vida, una filosofía moral valida para toda circunstancia. Esta concepción holística sin duda alguna plantea unos requisitos morales que, acaso, pueden parecer exagerados en otros muchos contextos o ámbitos más existencialistas, pero en los que la acción política noviolenta puede ser un medio legítimo y eficaz de luchar por una causa. Así que personas con menos pretensiones de perfección moral que legítimamente luchan por superar alguna situación que consideran de injusticia y pueden llegar a rechazar la acción política noviolenta basados en un prejucio ignorante, por conocer los planteamientos políticos de esta forma de acción a partir de estereotipos, porque muchas veces la imagen de estos líderes de la noviolencia se vincula con un pacifismo quietista muy alejado de sus verdaderos planteamiento revolucionarios, sumamente incómodos al poder.
Además, las profundas creencias religiosas de los personajes arriba citados suelen llevar a la idea errónea de que la noviolencia es un concepto religioso, más que político y de alguna manera dificultar el acercamiento a la acción política noviolenta por parte de movimientos laicos o, incluso, ateos (como son las corrientes más importantes del marxismo o el anarquismo), que pueden contemplar estas ideas sobre la revolución noviolenta como dotadas de un carácter mágico irracional. Esta dimensión irracional, en el caso de las teorías de Tolstoi o Gandhi, se ha visto subrayada, además, por las esperanzas que ambos autores ponían en la fuerza moral que convertiría a su fe incluso a los enemigos más despiadados. Es sabido que, a pesar de todos sus esfuerzos para que la aristocracia rusa abandonara sus privilegios, Tolstoi no convenció ni siquiera a su mujer, y él mismo no pudo hacerlo hasta el fin de sus días, cuando huyó de Yasnaia Poliana para morir como un mujik. Por eso tal vez se tuvo que conformar con hacerlo en la ficción y expresar su deseo de abandono del poder al imaginar que hacía esto Nejludov, el protagonista de su novela Resurrección, que, a raíz de una crisis emocional e influido por la lectura del americano Thoreau, se da cuenta de lo injusto del sistema y reparte sus tierras entre los mujiks que las trabajaban. Por otro lado, hay estudios de que la fuerza moral de los satyagrahis gandhianos no logró cambiar las convicciones violentas de los encargados de reprimirlos, tal y como el Mahatma pregonaba, sino que esto sucedió como consecuencia de un proceso comunicativo derivado de cómo Gandhi manejó la información mediática, sobre todo en el Reino Unido, lo que posibilitó que terceras partes presionaran para evitar la represión violenta. 1
De todos modos, hay que tener en cuenta que aunque se rechacen los principios religiosos que sacralizan la vida en las filosofías tolstoiana o gandhiana, se pueden tener ideas morales relativas al modo de vida dentro de una moral holísitica noviolenta que no tengan un origen religioso, por eso se ha denominado usualmente a este modo de ver la noviolencia como corriente ética, y no corriente religiosa. Desde estas líneas vamos a proponer la taxonomía de holísitica para denominar esta corriente, para dejar claro que, en otras perspectivas, la ética está también muy fundamentada. Sirva de ejemplo decir que no hace falta ser religioso para ser vegetariano, basta con tener ideas morales acerca del consumo de carne, aunque en algunas religiones establezcan el precepto de ser vegetariano. De este modo, desde las otras corrientes de la noviolencia han señaladoque no es necesario gozar de principios morales holísticos para utilizar la noviolencia, pues entienden ésta meramente como una forma de acción política. El propio Thoreau, que no era totalmente noviolento, hacía gran hincapié simplemente en la moral de una revolución pacífica a la vez que, como veremos más adelante, apoyaba movimientos armados abolicionistas.
Por otro lado, desde el punto de vista ético, es totalmente lógico que, si se tiene una filosofía vital noviolenta, se proponga la noviolencia a la hora de optar por una estrategia de acción política; pero es un error pensar que la única posibilidad de optar por una estrategia noviolenta es partir desde una filosofía moral holísitica de carácter noviolento y que no se puede optar por la noviolencia simplemente por considerarla el método de acción político más efectivo en determinadas circunstancias.. Del mismo modo, otro error habitual de muchos movimientos y activistas es pensar que optar por la noviolencia inhabilita para apoyar movimientos armados o para efectuar formas de acción incruentas o, incluso violentas. Nada más lejos de eso, como veremos más adelante, hay toda una línea de pensamiento y de acción que utiliza la noviolencia como complemento de luchas armadas, o incluso como complemento de sistemas de defensa militar. Esa es la corriente práctica, que simplemente tiene en cuenta aspectos de efectividad, sin entrar en debates acerca de la legitimidad o no de la violencia, o de la noviolencia.
 
 

  - Capítulo siguiente>

Notas
1.- Weber Thomas. “The marchers simply walked forward until struck down. Nonviolence suffering and conversion”. Peace and Change nº 18(3). Págs 267-289. Citado por Brian Martin y Wendy Varney en “Nonviolence and Communication”, Peace Research. Nº 40. 2003.
2.- Muller o Sharp lo han hecho tantas veces que es inútil citarlas todas, pues casi en todas sus obras existe una mención al respecto, casi lo mismo que sucede con otros muchos autores que no proceden de la corriente holística.