Contra La Dominación

Tomás ibáñez incita al incontenible deseo de pensar, una y otra vez, las relaciones de poder como a la necesidad de interrogar incesantemente unos efectos de dominación tanto más insidiosos cuanto que conforman el propio código que usamos para descifrar la realidad. La segunda parte del libro propone un recorrido por Castoriadis, Foucault, Rorty y Serres, que enriquecen como pocas la gran conversación del pensamiento contemporáneo y que resultan fascinantes para quienes se sienten incómodos en las redes de los esquemas heredados. En este recorrido se intenta hallar el hilo conductor que, más allá de la innegable originalidad de cada autor, permita visualizar un trasfondo común y unas preocupaciones semejantes. La respuesta se halla quizás en una acuciante exigencia de libertad que los torna "hipersensibles" a todas las expresiones de la dominación, una exigencia que alienta sus esfuerzos por debilitar los efectos de poder que constriñen, hasta hacerla impensable, la capacidad de autonomía de las personas y que anulan incluso su voluntad de ejercitarla.