Hablar de Catalunya, desde el anarquismo (y casi desde cualquier sitio) resulta difícil. Lo cómodo parece ser mantenerse al margen, implicarse en las propias dinámicas, desdeñar lo que allí pasa como si no fuera nada de importancia o despacharlo tirando de lugares comunes y fórmulas doctrinarias. Parece que uno se juega el prestigio al inmiscuirse en temas tan enconados en los que se dibujan dos frentes claros, aún dentro del anarquismo. Sin embargo, yo no tengo prestigio alguno que arriesgar y hablar sin nada que perder aligera bastante la labor.

Hay un pacto patriarcal en toda la actividad productiva, que aparece con el trabajo asalariado y se mantiene hasta la actualidad y que hace, entre otras cosas, que la retribución tenga un sesgo de género. Este pacto entre hombre-patrón y hombre-asalariado (hombre en el sentido de género), si bien no nace con la industrialización, si que se extiende y se consolida con ella.

En el corazón de Exarchia, el Parque autogestionado de Navarinou respira, juega, crea y sueña. A la propiedad monopolística del espacio, el Parque antepone el derecho a los bienes comunes y responde a una concreta necesidad social: la existencia de espacios públicos y abiertos de encuentro y de ocio.

Una excelente propuesta para lugares abandonados en tu ciudad