Febrero 2001


Dicen que la ciencia anda descifrando el código informático de la vida, y que ahora las multinacionales quieren cultivarla en sus laboratorios, para que no ande suelta por ahí, la loca, derrochando colores y alegrías cada primavera. Pero la vida es música. Tiene notas, y ritmos, y cadencias, y melodías propias. Y es una magia poderosa y juguetona que mueve el corazón, los pies y el alma. Y la vida, como la música, se hizo para desparramarse, regalando igual a los pobres y a los poderosos. Hay en el mundo múltiples canciones, para quien quiera oír. Y esas canciones son un trocito del alma de los pueblos y -al igual que la vida- no pueden cultivarse en el laboratorio de una transnacional. Por eso, ahora que el capital quiere adueñarse de las notas con que se componen las canciones diversas de la vida es preciso pararle los pies, entre todos.

En la actualidad se está tramitando en el Congreso de Diputados del Estado Español un Proyecto de Ley que PRETENDE AMPLIAR EL CAMPO DE LAS PATENTES INDUSTRIALES A LOS SERES VIVOS. Este proyecto de Ley aplicaría a la legislación del Estado Español una directiva de la Unión Europea que ha sido recurrida por varios Gobiernos europeos, y que establece la posibilidad de PATENTAR PLANTAS, ANIMALES, Y GENES O MATERIA BIOLOGICA HUMANA.