Ni Víctimas, Ni Verdugos

No hablamos de represión, ni siquiera de persecución o de “caza de brujas” como hemos leído que se ha dicho por ahi. Tampoco consideramos a los libros o periódicos como “armas”, ni tenemos una retórica romántica sobre la lucha anarquista. Ser Anarquista no es algo sencillo, no es cuestión de elegir una ideología simplemente e ir por la vida sin cambio alguno, ser anarquista tiene un peso y una carga, bastante importante.

Somos enemigos/as declarados del Estado, somos los/as explotados/as, los/as oprimidos/as que no pedimos nada, los/as que no queremos dádivas ni reformas, los/as que no queremos leyes. Somos anarquistas que peleamos cómo podemos, siempre en base a nuestros valores.

Es por esto que tampoco esperamos que el Estado actúe de forma diferente a la que lo hace. No somos víctimas de nada, y algo que tenemos muy en claro es qué no somos soldados tampoco, si bien no retrocedemos, nos impactan las cosas que pasan y vemos, no tenemos un temple de hierro ni un corazón frio. Todo lo contrario, tenemos valores y practicas que intentan ser lo más consecuente posible con estos y un corazón encendido que nos impulsa cada día en esta lucha de querer cambiarlo todo.

Lamentablemente, parte de esta sociedad que se construye en base a sostener relaciones autoritarias ha olvidado la empatía, y le es imposible ponerse en el lugar del otro o siquiera entender cómo otra persona puede actuar de una forma diferente a la que esperan. Vemos, con dolor, como las redes sociales se han llenado de memes, chistes y conversaciones donde se habla, desde la mas profunda ignorancia, con aires de grandeza de esta situación. Esta es la gente que “tiene todo claro”, quienes tienen “la posta”. Hablan de una persona que se debate entre la vida y la muerte, y de otras tantas que enfrentan, quizás, un largo tiempo en prisión. Esa prisión donde se dieron casi la mitad de los asesinatos a manos del Estado desde la vuelta a la democracia, ese Estado democrático que de forma directa ya ha sido responsable de la muerte de mas de 5500 personas.

El Estado tiene el monopolio de la violencia, es la condición indispensable para su existencia, desde su óptica no pueden ver otra cosa que asociaciones, organizaciones y responsabilidades comunes. Confunden acciones individuales y las tratan de hacer pasar como conspiraciones colectivas. No entienden de la libertad individual, de la acción que puede nacer de una o dos personas.

Desde el asesinato de nuestro compañero Santiago han intentado dar forma a una organización mezclando a mapuches y anarquistas, han estado preparando el terreno para avanzar por sobre quienes no solo estamos en contra de un gobierno, sino del Estado y el Capital, en contra de quienes no jugamos a la política y luchamos por una Revolución Social que cambie de raíz el estado de las cosas.

Son tiempos difíciles y van a serlo mucho mas, pero reconocemos que nunca antes fueron fáciles, los próximos meses nos mostraran muchas cosas de nosotros/as mismos/as y es en la solidaridad ácrata dónde nos tenemos que apoyar para no ser parte de este sistema corrupto. Son tiempos para apoyarse en las ideas para poder pensar con claridad, y en nuestros valores para, con la cabeza en alto, seguir gritando: qué viva la anarquía!

No Pedimos Nada.