Historia de un homicidio sin asesinos

El cuadro ‘Los funerales del anarquista Pinelli’ todavía no ha encontrado un lugar en la ciudad de Milán, escenario de los terribles sucesos de diciembre de 1969 de los cuales el cuadro mismo es un ícono inquietante. El cuadro necesita un espacio permanente desde el cual contar a los ciudadanos de Milán, a los estudiantes, a los turistas o simplemente a los curiosos una historia increíble. La actual administración comunal está estudiando diversas posibilidades, entre ellas colocarlo en la oficina del registro civil que se encuentra en el centro de la ciudad, un lugar sin aliento artístico pero que registra el pasaje cotidiano de millares de ciudadanos. Esta repartición pública cuenta además con el espacio necesario dado que el cuadro es de grandes dimensiones.

Encontrar el momento para sacar definitivamente el cuadro de su letargo se ha revelado difícil. ¿Están las razones de oportunidad en realidad condicionadas por razones políticas? No es posible afirmarlo con certeza pero la pregunta es válida dado que el cuadro de Enrico Baj cuenta un homicidio sin asesinos.

La sociedad movilizada

En 1969 Italia vivía las convulsiones de las luchas políticas que se extendieron en los países europeos a partir del mayo del 68 parisino, los frentes de batalla no se reducían a la universidad o las escuelas, los dirigentes estudiantiles querían salir a la calle: “Nosotros no queremos conseguir una escuela maravillosa en una sociedad que no lo es, o una escuela igualitaria en una sociedad que no es igualitaria, o una escuela de ricos para los hijos de los ricos. La escuela no puede separarse del contexto social. La acción afuera de la escuela es exactamente una acción de tipo revolucionario” (Mauro Rostagno, dirigente de Lotta Continua).

La protesta, la inquietud, la disidencia entran también en la iglesia católica, un grupo de fieles politizados ocupa la catedral de Parma y en Florencia 4 sacerdotes guían la ocupación de la iglesia del Isolotto. El padre Ernesto Balducci traza el balance de aquellos años:”Ha sido una llamarada que muchos consideran que no ha dejado nada, pero yo pienso que no es así, desde aquél momento la historia cambió, nuestra subjetividad cambió, hubo una mutación antropológica, algunos siguieron el camino de la fuga de la historia, o la violenza armada, o la droga, ha habido una ruptura que nunca más se soldó. Esto es el 68 y el empuje religioso ha sido importante.”

Y si el 68 es el año de la protesta estudiantil el 69 es el año de los trabajadores, la chispa que enciende la protesta es la firma de los nuevos contratos colectivos de trabajo, en total 32, más de cinco millones de trabajadores decididos a hacer valer su peso; la revuelta estudiantil ha abierto un camino que cuestiona la primacía de la política sobre lo social, y en las luchas se insinúa un nuevo tipo humano : el obrero-masa, generalmente joven, originario del sur, no especializado, que trabaja en la cadena de montaje y es más combativo que el tradicional obrero ‘profesional’. Uno de los nuevos slogan es “Viva la unidad de los trabajadores, no la de los sindicatos” que comienza a escucharse en las asambleas.

El desafío entra en la Super Fábrica, o sea la Fiat de Turín, la dirección denuncia a la justicia 122 obreros acusados de ejercitar violencia en los lugares de trabajo y los deja cesantes, después de un áspero conflicto y con la mediación del Ministerio de Trabajo la Fiat debe reincorporar a los 122 trabajadores. Giovanni Agnelli, playboy, heredero y dirigente de la fábrica considera este hecho una humillación.
Toda la geografía italiana lucha, desde el norte hipertecnificado hasta el sur agrario y las luchas consiguen resultados, en diciembre de 1969 se firman los convenios con las patronales que unifican salarios y derechos y que darán origen al Estatuto de los Trabajadores que será sancionado por ley.

Pero en diciembre de 1969 también sucederán otras cosas.

La bomba

El 12 de diciembre de 1969 es viernes, en Milán ha llovido toda la noche y el tiempo se mantiene inestable, plaza Fontana está en el centro de la ciudad, a 200 metros del Duomo. Frente a la plaza está la Banca Nazionale dell’Agricoltura, que como todos los viernes cerrará más tarde de las 16.30, que es el horario bancario habitual, el banco está lleno de clientes, en la plaza funciona un mercado, pese al mal tiempo hay mucha gente.

A las 16.37 en el salón principal del banco estalla una bomba compuesta por 7 kilos de trotil. El resultado: 16 muertos y 87 heridos, las descripciones de los cuerpos mutilados y la sangre al día siguiente llenan la crónica de los diarios, pero de aquellas ruinas surgen nuevos impulsos que se infiltran en una sociedad asustada y en estado de confusión, en primer lugar un periodismo anticonformista que no se presta al juego de las conferencias de prensa del poder y que quiere indagar en los pliegues más oscuros del atentado:”Los investigadores eran los hijos del viejo Estado que no se daban cuenta que algunas cosas habían cambiado, esta gente no podía comprender porqué nosotros, los del periodismo de la gran prensa burguesa, hacíamos nuestro trabajo, y no entendían que no estuviéramos de su lado como siempre había sido, y además éramos fuertemente críticos” (Corrado Stajano, uno de los primeros periodistas que entró en el banco después de la explosión).

En Roma estallan tres bombas en diferentes lugares con el saldo de 16 heridos, esta cadena de atentados dan el primer indicio de una organización bien aceitada y determinada.

El prefecto de Milán telegrafía al presidente del gobierno Mariano Rumor: “La hipótesis razonable empuja la investigación hacia grupos anarcoides”. Y no podía ser de otra manera cuando sabemos todo lo que sucedió después, cuando se abrirá la caza no al culpable sino al chivo emisario.

Pero la pista anarquista no convence al periodista de derechas Indro Montanelli:”No creo en la pista anarquista porque los conozco, no son extraños a la violencia pero la usan de otro modo, no tiran al montón, si disparan no esconden la mano, el blanco al que disparan es un símbolo del poder”.

El periodista Giorgio Bocca, ex partisano y con grande olfato político va más allá: ”En este atentado ha participado el Estado”.

El comisario

Comienzan las detenciones, solamente en Milán arrestan 84 personas, anarquistas y militantes de extrema izquierda y solamente 2 personas pertenecientes a grupos de derecha.

Dirige los interrogatorios el comisario Luigi Calabresi, funcionario de la oficina política del comisariado milanés, personaje odiado por la militancia juvenil y blanco preferido de los editoriales de diarios y semanarios del área política de la izquierda extraparlamentaria.

Calabresi era famoso por su pretendida elegancia en el vestir y además porque ocasionalmente participaba personalmente en la represión callejera, munido del garrote reglamentario y con una polera blanca debajo del saco que lo hacía distinguible entre sus tropas.

Calabresi se presentaba públicamente como “un liberal que vota por la social democracia” pero su actividad aparece ya determinada y no se comporta precisamente como un liberal, la dirección de la investigación apunta hacia los anarquistas y en general hacia la extrema izquierda.

El funeral

El lunes 15 de diciembre se realiza un funeral solemne por las víctimas en el Duomo de Milán, las crónicas recuerdan una multitud silenciosa y dolorida mientras no lejos de allí, en el comisariado de plaza Beccaria se amontonan los detenidos de las redadas del fin de semana. La multitud es descripta como una imagen de la Italia que está cambiando, todos los rostros de la geografía del país están allí, en la ciudad que es el símbolo de la modernidad y del boom económico.

Entre los detenidos figura el ferroviario anarquista Giuseppe Pinelli, de 41 años de edad, conocido como Pino, una persona popular en los ambientes de la política práctica y cotidiana de la ciudad, además lo conoce personalmente el comisario Calabresi porque Pinelli no es un militante de escritorio o retaguardia, es uno que pone la cara y que se expone.

La indagatoria se realiza fuera de todas las normas, Pinelli es retenido en las dependencias de la comisaría de plaza Beccaria durante tres días. “No se entendía el motivo de la detención, que solamente se justifica en caso de indicios graves, que no existian, estábamos además fuera de la legalidad porque el magistrado competente ignoraba todas estas detenciones” (Luca Boneschi, abogado referente del movimiento anarquista).

El último interrogatorio de Pinelli comienza el lunes 15 de diciembre a la noche.”Alrededor de las nueve y media de la noche me telefonearon de la comisaría…pedí noticias de mi marido, me dijeron que estaba muy bien, en torno a las once llegó un oficial para llevarse la libreta ferroviaria de mi marido. A la una y diez llegaron dos periodistas para avisarme que mi marido había caído de una ventana del cuarto piso de la comisaría…hemos telefoneado con mi suegra para averiguar si esto era cierto, consigo hablar con el comisario Calabresi ‘Dos periodistas me han dicho que mi marido ha caído desde una ventana del cuarto piso ¿Por qué no nos han avisado?’ la respuesta fue ‘No teníamos tiempo, teníamos que hacer otras cosas’”. (Licia Pinelli, esposa de Giuseppe).

La televisión (RAI) presenta la noticia de esta manera: “Pinelli, esta noche estaba siendo interrogado en una habitación del cuarto piso de la comisaría, su detención había sido decretada por el juez, según las agencias había presentado una coartada que no había podido ser convalidada. Durante una breve pausa del interrogatorio se ha arrojado en el vacío desde una ventana semicerrada…lo han llevado al hospital, pero las curas han sido vanas. Deja la mujer y dos hijas. Trabajaba en los ferrocarriles del Estado en la estación de Porta Garibaldi, tenía 41 años. Su cuerpo ahora ha quedado a disposición de la autoridad judicial que inmediatamente ha abierto una investigación”.

El arresto del monstruo

Si la terrible jornada de dolor y desconcierto termina con el vuelo de Pinelli desde el cuarto piso del comisariado, todavía falta mencionar un episodio y también se encarga de difundirlo el telenoticiario: “Buenas noches. Hace unos instantes nos ha llegado esta noticia: un anarquista perteneciente al grupo XXII de Marzo ha sido reconocido por un testigo, se llama Pietro Valpreda y ha sido acusado de concurso en atentado. Su detención fue transformada en definitiva”.

¿Ha conseguido la policía en solo dos días identificar a los responsables de la bomba? La carta ganadora del comisariado es el super testigo Cornelio Rolandi, un taxista de Milán, que el 16 de diciembre en Roma, delante del juez Vittorio Occorsio reconoce en Valpreda el hombre que ha llevado en su taxi hasta plaza Fontana.

Valpreda niega vivamente que sea la persona que ha transportado Rolandi: “¿Me has mirado bien?” le pregunta y el taxista responde con una frase ambigua: “Es él. Y si no es él aquí no está”.

Más adelante este testimonio será desmontado pedazo por pedazo pero mientras tanto los diarios con titulares dimensión King Kong tienen ya el monstruo para exhibir en la primera página.

Después de la caída

La muerte de Pinelli crea una serie de problemas en primer lugar a los funcionarios responsables de su seguridad, ni siquiera se sabrá la hora exacta del vuelo desde el cuarto piso, el cronista de L’Unità Aldo Palumbo estaba saliendo del edificio cuando oye el ruido de algo que ha caido a tierra golpeando las cornisas en la caída, ve el cuerpo y avisa a los agentes y los colegas.

¿Pinelli ha muerto el lunes 15 o era ya el 16 de diciembre? ¿El pedido desde el comisariado de una ambulancia ha sido efectuado antes o después del vuelo de Pinelli?

Se revela una particularidad del ‘arresto’ de Pinelli que hoy como entonces resulta increíble, la policía le ha pedido que siga en su motorino el patrullero hasta el comisariado, cosa que Pinelli ha hecho. Comienzan a filtrarse otros detalles, cuando lo interrogan esa misma noche le piden noticias de “ese loco de Valpreda”. El domingo 14 un policía ha telefoneado a la esposa de Pinelli para que avise al trabajo “que está enfermo y no podrá ir a trabajar”, el tono es amistoso.

La madre de Pinelli lo ha visitado en el comisariado el lunes 15 a las 9.30 de la mañana y lo ha encontrado tranquilo, sonriente y sereno. Pero a las 14.30 la música cambia, otro llamado telefónico a la esposa, “tiene que decirle al ferrocarril que el marido está detenido por averiguaciones”, se trataba de una presión evidente porque de esta manera se ponía en peligro su puesto de trabajo.

La reconstrucción de los hechos deja entrever un crescendo en el tono y los modos del interrogatorio, que culminará en torno a la medianoche del lunes 15.

 

Se abre paso la teoría oficial del suicidio de Pinelli.

Esa misma noche el director del comisariado Marcello Guida convoca a la prensa y dice que “Había fuertes indicios para el concurso en atentado, su coartada se había revelado falsa, se vió perdido…ha sido un gesto desesperado…una especie de autoacusación” (crónica de Camilla Cederna, periodista).

Interviene también Calabresi, así lo cuenta la periodista de L’Unità Renata Bottarelli: “Antes que nada (Calabresi) nos dijo que en el momento de la caída él no estaba, había salido para ir a informar a su superior del decisivo paso adelante en el interrogatorio, cuando había acusado a Pinelli por su relación con una tercera persona, que obviamente no podía nombrar, dejándolo creer que sabía más de lo que en realidad sabía; había visto a Pinelli agitarse, turbarse”.

Las turbaciones en cambio agitaban las aguas de la policía, la misma mañana del 16 de diciembre Marcello Guida hará unas declaraciones desconcertantes: “¡Les juro que nosotros no lo hemos matado! Este pobre hombre ha actuado coherentemente…cuando se ha dado cuenta que el Estado que combatía lo estaba por descubrir ha actuado como hubiera hecho yo mismo”.
Sin embargo la coartada de Pinelli había resistido: la tarde del atentado Pinelli había estado jugando a las cartas con el amigo Mario Pozzi en el bar de via Preneste a dos pasos de su casa, en el barrio del estadio Meazza. Pozzi interrogado por la policía había confirmado todo.

Y casi un mes después el comisario Calabresi cambiará versión, desaparecerá el anarquista agitado y turbado, acorralado por el interrogatorio policial y en cambio dirá que “Fuimos sorprendidos por el gesto, porque no considerábamos grave su situación…era una buena persona…probablemente el día siguiente habría regresado a su casa”. Pero esta ‘buena persona’ había sido retenida ilegalmente, el plazo de detención había vencido la noche del domingo 14 diciembre, el juez Ugo Paolillo, encargado de la instrucción no sabía nada de esta detención y sucesivamente le quitarían el caso de las manos, definitivamente los actos de la encuesta pasaban a Roma, todo se decidía en la capital.

El funeral de Pinelli se realiza el 20 de diciembre y participan más de 3.000 personas, El Circolo Anarchico Ponte della Ghisolfa de Milán tres días antes ha denunciado la bomba de Plaza Fontana como un ‘Crimen de Estado’.

Pero una importante novedad se ha verificado en la ciudad de Vittorio Veneto, un tal Guido Lorenzon se ha encontrado con su abogado para decirle que sospechaba que su amigo Giovanni Ventura ha participado en el atentado de Plaza Fontana, a partir de allí comenzará a insinuarse una nueva presencia en esta historia: la de las organizaciones terroristas neofascistas en las cuales estas personas militaban.

Se intensifican los ataques de la prensa de la izquierda extraparlamentaria contra Calabresi, a quién acusan de responsabilidad directa en la muerte de Pinelli, el 15 de abril de 1970 el comisario inicia un juicio contra el director del periódico Lotta Continua y en mayo el juez de instrucción de Milán Giovanni Caizzi solicita la archivación de legajo abierto por la muerte de Pinelli, declarando que es un ‘hecho accidental’. Y se abre otro largo capítulo para solicitar justicia en sede tribunalicia, paralelamente un grupo de periodistas investiga sobre los dos hechos sórdidamente ligados: la bomba en el banco y la ‘caída’ del anarquista Pinelli.

Pero la familia de Pinelli, particularmente la viuda Licia, interpone demanda en Milán en el juzgado de Instrucción de Gerardo D’Ambrosio, por homicidio voluntario contra Calabresi y un grupo de policías, el juez ordenará exhumar el cuerpo de Pinelli (21.10.1971).
El año sucesivo comienza el proceso por la bomba de Plaza Fontana contra Valpreda y un grupo de anarquistas (23 febrero 1972), simultáneamente los jueces de Treviso indagan y arrestan importantes elementos del neofascismo. El 22 de marzo se produce una novedad importante cuando los jóvenes neofascistas Giovanni Ventura y Franco Freda son acusados formalmente por el atentado de Plaza Fontana: la pista negra podía considerarse abierta oficialmente.

La muerte del comisario

Milán, 17 de mayo de 1972, hora 9.15. El comisario Luigi Calabresi sale de casa y se dirige hacia su Fiat 500 para ir al trabajo, pero alguien lo está esperando, una persona que simula leer un diario, de pronto esta persona saca una pistola y le dispara a la espalda, después le da el golpe de gracia en la nuca. Sucesivamente escapa en un Fiat 125 azul que conduce un cómplice.

En 1970 se había estrenado el film “Indagine su un cittadino al di sopra di ogni sospetto” de Elio Petri, para los espectadores la identificación del personaje interpretado por Gian Maria Volonte y el comisario Calabresi es inmediata. El argumento presenta a un comisario que asesina a su amante por lo cual es sintomático el clima que se vivía en esos días, pero no bastaba un film para que la gente considerara a Calabresi un elemento peligroso, cuando no un asesino.

Para la izquierda extraparlamentaria y radical existían pocas dudas de la responsabilidad de Calabresi en la muerte de Pinelli. Los más convencidos y activos eran los militantes de Lotta Continua.

Lotta Continua

Entre las organizaciones políticas juveniles de fines de los años 60 se destacó Lotta Continua. Se presentó como un ámbito abierto a tantas reivindicaciones del área juvenil; estudiantes, feministas, conscriptos renuentes a la leva, jóvenes que rechazaban la praxis ritualistica del partido comunista, psicoanalistas de nueva generación con una visión antiautoritaria de la medicina, obreros radicalizados, personas desalojadas. Cuando Lotta Continua sale a la calle sus columnas avanzan protegidas por un cordón aguerrido y decidido que en Italia se llama servizio d’ordine.

Como en todas las organizaciones políticas conviven dentro diversas líneas, ideológicas u operativas, las dos más importantes eran la ‘obrerista’ que quería radicalizar el enfrentamiento y la ‘política’ sostenida por el grupo dirigente, que teoriza el ingreso de LC en el juego de los partidos y rechaza la lucha armada. Y un cisma se producirá, y una parte de la fracción disidente convergerá en la lucha armada.

Esta escisión no es un obstáculo para el protagonismo de LC en la década del 70, en el denominado período ‘movimentista’ que culmina en 1977; la organización cuenta con muchísimos cuadros de grandes aptitudes, refleja una clase media que no es más la del 68. Pero fue después de la muerte de Giuseppe Pinelli que LC desencadenó un intenso ataque mediático contra el estado represor, encarnado en la figura del comisario Calabresi.

El 30 de diciembre de 1972, casi con el Año Nuevo Pietro Valpreda y los anarquistas acusados del atentado de Plaza Fontana son liberados.

La estrategia de la tensión

Todo el período que va desde finales de los 60 y la década del 70 se caracteriza por una serie de atentados con bombas que apuntan a resquebrajar la estructura democrática del país. Los periodistas e historiadores lo denominan Estrategia de la Tensión. La organización que desarrolla y cumple los atentados es mixta, en el sentido que la mano de obra es suministrada por los grupos subversivos de la derecha neofascista, en contacto estrecho con funcionarios de los servicios de inteligencia italianos y delegados de la CIA. La intención de esta estrategia es crear las condiciones favorables en la opinión pública para instaurar un ‘gobierno fuerte’ excediendo los límites constitucionales, el modelo son los coroneles griegos y el elemento catalizador es el anticomunismo.

Habitualmente los grupos de agentes de inteligencia son considerados ‘desviados’ según una vulgarización permanente, con el tiempo que ha pasado y los armarios que han sido abiertos ahora sabemos que estos personajes no podían considerarse fuera del control orgánico del estado no obstante la aparente autonomía con la que han actuado.

En Italia la remoción ha sido masiva, hoy se habla con ligereza del peligro de atentados llegados de quién sabe donde y se han cancelado hechos, actores y mandantes de la memoria común, estos son algunos de los atentados y acciones derivados de aquella estrategia:

09.08.69 Explotan 8 bombas de un total de 10 colocadas en trenes de pasajeros: 12 heridos

12.12.69 Explotan 4 bombas: Plaza Fontana, Milán; Banca Nazionale del Lavoro, dos en el Altar de la Patria, Roma.

07.12.70 Intento de golpe de estado dirigido por el príncipe Junio Valerio Borghese, figura importante del fascismo militante, comandante de la X Mas en Saló. Participa Licio Gelli de la P2.

31.05.72 En Peteano explota una bomba oculta en un coche, mueren 3 carabineros.

17.05.73 El neofascista Bertoli arroja una bomba en el ingreso del comisariado de Milán: 4 muertos.

28.05.74 Brescia, durante una manifestación antifascista en Piazza della Loggia estalla una bomba: 8 muertos y casi 100 heridos.

04.08.74 Explota una bomba en el tren Roma-Munich: 12 muertos y 48 heridos.

02.08.80 Explota una bomba en la estación de Bolonia: 85 muertos y decenas de heridos.

La Enfermedad Activa

El 27 de octubre de 1975 el juez D’Ambrosio cierra la investigación de la muerte de Pinelli con la absolución de todos los imputados. Según la sentencia Pinelli ha muerto por un malore attivo, definición no sólo difícil de traducir sino también difícil de digerir en italiano, la hipotesis es que Pinelli ha ‘caido’ a través de la ventana debido a un malestar profundo y repentino.

En tanto las divergencias entre las declaraciones de los policías implicados son notorias, ya habían quedado a la vista también en el juicio contra el director del periódico Lotta Continua comenzado en 1970 donde Calabresi era querellante.

Los defensores del periodista Pio Baldelli habían solicitado la exhumación de Pinelli, se hipotizaba que podría demostrarse la lesión provocada por un golpe de karate aplicado durante el interrogatorio, el abogado del comisario consigue recusar al juez y evitar la exhumación. Cuando esta será efectuada por D’Ambrosio en octubre de 1971 el cuerpo se encuentra en un estado avanzado de descomposición y resulta imposible verificar esta suposición.

Mientras tanto pasan los años y sobre la responsabilidad del homicidio del comisario Calabresi no se verifican novedades.

El arrepentido

Este largo parentesis de silencio se cierra el 2 de julio de 1988, ese día Leonardo Marino, ex obrero de Fiat y ex militante de Lotta Continua se presenta en la sede de los carabineros de La Spezia, declara que quiere confesar su propia responsabilidad y la de sus compañeros en el homicidio de Calabresi. La confesión involucra la dirección de Lotta Continua, y no hay otras pruebas fuera de la confesión de Marino, es un proceso oscuro que parece dirigido desde adentro del arma de carabineros y que apunta a condenar los líderes de un movimiento que ya se había disuelto. Después de diversos procesos de condena y absoluciones los acusados son condenados en grado definitivo el 22 de enero de 1997. El arrepentido Marino (que según la autoconfesión conducía el auto del grupo punitivo) gracias a los atenuantes recibe el beneficio de la prescripción del delito.

El otro juicio

Habrá que esperar hasta el 27 de enero de 1975 para que la magistratura italiana comience el difícil juicio contra las bandas fascistas por el atentado de Plaza Fontana, será en la Corte de Apelaciones de Catanzaro, entre los imputados están Franco Freda, Giovanni Ventura, Guido Gianettini, Stefano delle Chiaie. Pero a raíz de las apelaciones de segundo grado en el mismo banco de los acusados vuelven a ser convocados los anarquistas con Pietro Valpreda a la cabeza.

El 23 de febrero de 1979 la primera sentencia de la Corte condena a cadena perpetua los neofascistas y absuelve a Valpreda por el atentado pero condenándolo a 4 años por asociación ilícita. Con diversas variantes y apelaciones contradictorias el 27 de enero de 1987 y rechazando todos los recursos de la fiscalía la Corte de Casación de Roma confirma la absolución de todos los imputados por el atentado. Freda, Ventura y Valpreda salen definitivamente de la escena procesal.

La definitiva

Cuando todo parecía definitivamente archivado desde Milán la magistratura da una señal, el 13 de marzo de 1995 el juez instructor Guido Salvini manda a juicio un elenco de personajes que durante los últimos años habían entrado y salido de la crónica política con relativa facilidad, esta vez los encausados pertenecen solamente a la galaxia neo fascista y piduista, como vienen llamados los integrantes de la logia Propaganda Due, o P2, entre los llamados a juicio está su jefe, Licio Gelli. La causa apunta a la subversión de derechas y la bomba de Plaza Fontana.

Este juicio, difícil y complejo por las implicancias políticas conseguirá homologar una verdad judicial a la verdad histórica.
Escribe Guido Salvini, juez instructor de la fiscalía de Milán que desde 1989 hasta 1997 condujo la investigación sobre la subversión de derecha y la bomba de plaza Fontana:

“La presencia de sectores de los aparatos del estado en el desarrollo del terrorismo de derecha no se puede considerar una ‘desviación’, sino el normal ejercicio de una función institucional”.

La mecánica de la Estrategia de la Tensión la sintetiza en una frase Luciano Lanza en su libro “Bombe e segreti”: Los fascistas ponen las bombas. La policía arresta los anarquistas.

Claramente la otra fase importante de esta actividad era despistar dado que no todo el aparato policial respondía a estas directivas secretas, existieron también policías curiosos que intentaron entrar en la trama negra y fueron rápidamente desalentados con traslados, suspensiones, ceses fulminantes.

Las operaciones tenían su sede neurálgica en la Oficina de Asuntos Reservados del Ministerio del Interior, centro de espionaje y poder, el hombre que la dirigió en aquellos años cruciales se llamaba Federico Umberto D’Amato, que falleció en 1996 llevándose a la tumba secretos importantes. Antes de ser relevado de sus funciones el 30 de mayo de 1974 D’Amato teledirigía los grupos operativos neofascistas y mantenía relaciones con todo el espectro político italiano, no obstante que era uno de los estrategas de la acción anticomunista también mantenía relaciones, obviamente secretas, con el Partido Comunista Italiano.

La causa del juez Salvini se resolvió con:

Condena en primer grado para los acusados (30.06.2001)

Absolución en segundo grado para los acusados (12.03.2004)

Confirmación de la absolución de segundo grado en sede definitiva (3.05.2005)

 

No obstante las absoluciones en todos los casos por insuficiencia de pruebas se pudo establecer que la bomba de Plaza Fontana fue una operación organizada y llevada a cabo por militantes de la organización neofascista Ordine Nuovo de la célula de Venecia cuyo jefe reconocido era Delfo Zorzi. El tercer grado de juicio confirmó en cambio la sentencia de culpabilidad para Carlo Digilio, reo confeso y constructor de la bomba. Digilio además reveló las relaciones con los servicios secretos americanos (Focus, 12.12.2013).

El doctor Salvini durante los siete años que duró el juicio fue permanentemente hostigado por su superior el jefe de la magistratura milanesa Francesco Saverio Borrelli (conocido como jefe del pool de Mani Pulite en 1992) y se encontró frente a obstáculos dificilísimos para conseguir documentación oficial debido a la reticencia o el rechazo de los diversos órganos estatales interpelados. Uno de los logros importantes de la investigación fue establecer la proveniencia yugoslava del explosivo Vitezit, lo que permitió confirmar el idéntico origen de diversos atentados (Il Dubbio 23.06.17).

El cuadro

El cuadro mismo es una historia difícil de contar, su autor es el artista lombardo Enrico Baj (1924-2003) que impulsado por un fervor ético y político lo pintó en 1972, aunque en realidad se trata de una técnica mixta que incorpora 18 figuras recortadas sobre madera, pintadas y encoladas, entre ellas la de Pinelli cayendo. El cuadro mide 3 m x 12 m. El artista lo regaló a la familia, después se llegó a un acuerdo, fue comprado por la Galleria Marconi y el importe de la venta entregada a la familia Pinelli que estaba pasando momentos difíciles.

El cuadro quedó depositado en la Galleria Marconi hasta que Giorgio Marconi decidió donarlo al municipio y a los ciudadanos de Milán.
El cuadro de Baj tendría que haber sido presentado en la Sala delle Cariatidi del Palazzo Reale en Milán en mayo de 1972, el evento fue postergado a tiempo indeterminado a raíz del homicidio del comisario Calabresi en esos días.

La ocasión se presentó con la nueva administración municipal en junio de 2012 cuando el cuadro fue exhibido en la misma sala expositiva de la muestra frustrada de 1972 (Il Giorno, 13.02.2018). Estamos esperando el momento y el lugar para su incorporación definitiva y pública al patrimonio y a la memoria de la ciudad.

Notas

* “Investigación de un ciudadano sobre toda sospecha” de Elio Petri (1970). Con Gian Maria Volonte y Florinda Bolkan, guión de Elio Petri y Ugo Pirro, música de Ennio Morricone. El film atribuye una excesiva consciencia a los aparatos del poder, hoy criticable, pero se compensa con la formidable interpretación de Volonte: “la descripción de un pequeño personaje de la pequeña burguesía meridional que no tiene otra posibilidad directa de acceso al poder que no sea la burocracia y que descarga en su autoritarismo sus represiones sexuales y de clase”. Dizionario del film de Paolo Mereghetti, edición de 1998.

* Dario Fo y el grupo “La Comune” monta un espectáculo que se llama “La morte accidentale di un anarchico” que pone en ridículo la versión oficial de la policía sobre la muerte de Pinelli. El espectáculo se presenta por primera vez el 5 de diciembre de 1970 en Varese. Posteriormente recorre Italia y Europa.

* El periodista Pio Baldelli fue defendido por dos abogados, Bianca Guidetti Serra y Marcello Gentili, este último formó parte del equipo de abogados que presentó la acusación por crímenes de lesa humanidad contra los militares argentinos responsables de desapariciones y muertes de diversos ciudadanos italianos durante la última dictadura.

* Varios militantes del terrorismo neofascista buscaron refugio en países sudamericanos: el 1.10.77 Franco Freda escapa hacia Costa Rica. El 9.04.73 el SID hace expatriar a Guido Gianettini, destino presunto Argentina, el 8.04.74 se entregará en la embajada italiana de Buenos Aires. Antes será blanqueado por Giulio Andreotti, en esa época ministro de defensa quién en una entrevista a Il Mondo declara que Guido Gianettini es un agente del SID (Servizio Italiano Difesa) y el periodista del Corriere della Sera Giorgio Zicari es un informador. El 16.01.79 Giovanni Ventura escapa y se refugia en Argentina.
El prófugo más famoso de la subversión negra fue Stefano Delle Chiaie, fracasado el intento de golpe de estado en diciembre de 1970, Delle Chiaie busca refugio en Madrid pero en 1977, muerto el dictador y con el régimen en descomposición cambia de aire en un periplo que lo lleva a Argentina, Bolivia, Paraguay y Chile, curiosamente se mueve con el falso nombre de Alfredo Di Stefano.
Carlo Digilio, ex secretario del Polígono de Tiro de Venecia, informador de la CIA y los servicios de seguridad de la NATO en 1985 escapó a Santo Domingo.

* Delfo Zorzi, participante directo y organizador del atentado de Plaza Fontana es un personaje original, uno de sus lugartenientes lo ha descripto a los jueces: “carácter fuerte, duro, capaz de pasar rápidamente a los puños, su rostro a menudo lleva marcas de heridas, se ocupa personalmente de castigar a los camaradas por sus faltas, también introvertido, fascinado del budismo y el pensamiento de Evola”.
Dentro de la tradición de los ‘camaradas’ Zorzi y dos compinches festejarán el año nuevo (1970, 18 días después del atentado) yendo de putas en Venecia, “costumbre de camaradería ligada a la concepción fascista de la virilidad”.
Zorzi vive actualmente en Japón, no ha sido posible pedir la extradición, en aquél país creó una empresa import/export y se ha hecho millonario, se ha casado con una japonesa y tiene una hija.

* El super espía y despistador Federico Umberto D’Amato tenía una faceta pública poco usual, era un apasionado de la cocina y la buena mesa (como el colega James Bond), pero la cosa no terminaba allí, era además el responsable de la sección semanal La Tavola de L’Espresso y también de varias ediciones de la guía de hoteles y restaurantes de Italia, siempre del mismo editor.
Murió en agosto de 1996 de cirrosis hepática.

* Pinelli no ha sido el único anarquista que ha volado desde una ventana, el antecedente es el anarquista siciliano Andrea Salsedo (1881-1920) emigrado a Estados Unidos en 1910 donde desempeñó actividades de sindicalista, tipógrafo y editor. Fue incorporado a una lista de sujetos peligrosos que incluía entre otros a Sacco y Vanzetti, detenido en febrero de 1920, el 3 de mayo voló desde una ventana del piso 14 del Park Row Building, sede de oficinas del FBI, tanto los federales como la policía negaron cualquier responsabilidad en la caída.

*El cuadro de Baj no es el único que recuerda la violencia estatal contra los anarquistas, existe el ilustre antecedente de ‘Los funerales del anarquista Galli’ de Carlo Carrá. Cuenta el artista que se encontraba participando en el funeral del anarquista Galli muerto durante una represión en una huelga general en Milán en 1904, Carrá vivió momentos de intensa emotividad cuando el féretro de Galli pasaba entre las filas de las lanzas de los coraceros que vigilaban el cortejo. Pintó el cuadro en dos momentos diferentes, 1904 y 1911, cuando estaba ya en su fase futurista. El cuadro se exhibió en las exposiciones del Futurismo en París, Londres y Berlín en la primavera de 1912. El cuadro pertenece al MOMA de New York.

* En Italia los fascistas se llaman ‘camarata’ (camarada), en cambio en la izquierda se llaman ‘compagno’ (compañero).