Ellis Island

El 1 de enero de 1892, Ellis Island se convertía en la puerta de entrada para la inmigración europea llegada en barco a los Estados Unidos. Esa fue su función hasta 1954. Hoy, uno de cada tres norteamericanos proviene de alguno de los 12 millones de inmigrantes que llegaron a Ellis Island. A principios del siglo XX los emigrantes de tercera clase se convirtieron en un gran negocio para navieras como White Star, que reventaban precios ofreciendo barcos más grandes en los que hacinar en cubierta a miles de fugitivos de la miseria.

 

Por Ellis Island entraron desde la familia Trapp a Frank Capra i Bela Lugosi pasando por Lucky Luciano. Tras colas de hasta cinco horas había que superar una prueba médica, un cuestionario de 29 preguntas y llevar encima un mínimo de 25 dólares. En 1912, cuando el flujo anglo irlandés empieza a dar paso a las grandes oleadas de Europa central i del Este, el psicólogo Henry Herbert Goddard, ferviente defensor de la eugenesia, añade al proceso de ingreso en el país un test de Coeficiente Intelectual. Personas recién desembarcadas, hambrientas y atemorizadas, con escaso conocimiento del idioma, son sometidas a pruebas absurdas como completar el dibujo de una bombilla eléctrica o un fonógrafo, objetos que jamás han visto en sus países de origen. El resultado, el 80% de los inmigrantes eran débiles mentales y un aumento exponencial de las deportaciones. El Acta de Inmigración de 1924 restringió la entrada de inmigrantes pertenecientes a grupos raciales ‘indeseables’.

 

¡Dadme a vuestros rendidos, a vuestros pobres,

vuestras masas hacinadas anhelando respirar en libertad,

el desamparado desecho de vuestras rebosantes playas.

Enviadme a estos, los desamparados, sacudidos por las tempestades a mí.

¡Yo elevo mi faro detrás de la puerta dorada!,

 

reza el poema de Emma Lazarus al pie de la Estatua de la Libertad. Fuera de todo amparo quedaron como carne de deportación los retrasados mentales, los promiscuos y mujeres de dudosa reputación, los epilépticos, los portadores de enfermedades infecciosas y, lo han adivinado, los anarquistas, por sus ideas contagiosas, imagino.

Durante la Primera y Segunda Guerra Mundial, Ellis Island sirvió como centro de internamiento de ciudadanos extranjeros o americanos con familia de origen en algunos de los países enemigos. A principios de los 50, poco antes de su cierre, servirá para recluir a extranjeros en proceso de deportación por filiación comunista. Desde 1965, Ellis Island es una atracción turística, parte del Monumento Nacional que conforma la Estatua de la Libertad, ‘símbolo de la libertad y la democracia’.