De mercados ambulantes y gestión de las basuras. Rebuscando entre el canibalismo social y el apoyo mutuo. Conversaciones con un vecino de Santander, antiguo vendedor en el túnel

 

 

- ¿Desde hace cuánto tiempo te dedicas a la basura? ¿Qué te llevó a ello?

Lo cierto es que no vivo de la basura. Lo utilizo como un complemento. Digamos que ni mucho menos soy representativo en ello, pero a veces la vida va en un camino que desconoces. Es verdad que ahora vivo en una situación más precaria. Hasta ahora me había mantenido con otros tipos de trabajo, aunque siempre por mi cuenta.

- ¿Cuando empezaste en el túnel de Santander a tener un puesto y qué era el túnel para ti?

En Santander se organizó un mercadillo para los domingos al estilo rastro que siempre ha estado presente de una manera inestable, haciéndose unas veces sí y otras no. hasta que cuajó en el túnel cerca de las estaciones, que es a lo que os referís. Pero antes de ello nos poníamos nuestros puestos de venta cerca del túnel de Tetúan. De esto último hablo de hace más de 40 años. Hace ya casi unos 20 años comenzó el mercadillo del túnel. Esto se consiguió porque se llegó a una negociación con el ayuntamiento, en la cual yo no participé. Este punto de venta de los domingos ha ido cambiando con el paso del tiempo a mal.

Hace unos pocos años se quiso desmantelar de esta zona céntrica de la ciudad y ahí es donde intentamos reorganizarlo, pero ha sido imposible que esta reorganización llegara a ser sana.

- ¿Cuáles crees que han sido las causas del traslado del túnel hacia el mercado de la Esperanza?

El traslado ha sido una cuestión puramente política y llevada a cabo desde arriba. Llega un momento en que en los planes urbanísticos de la ciudad toca reordenar la zona de las estaciones, unido a que el ayuntamiento del partido Popular consideró que dicho mercado estaba estorbando mucho para la circulación. Lo cierto es que nunca ha sido una actividad que el ayuntamiento haya tenido en cuenta ni haya sido bien querida por sus intereses.

El mercadillo se organizó en su día y ha permanecido a lo largo de los años sin que el ayuntamiento lo haya dirigido ni controlado, ni para bien ni para mal.

Pero lo dicho, entre las obras, las molestias en la circulación, el crecimiento de puestos de manera irregular, además del nulo interés del ayuntamiento por su función, se llevó a cabo este traslado.

Decidieron sacarlo del túnel. Se podría haber aprovechado a hacerlo de una buena manera. Esto para mí y para una minoría dentro de quienes vendíamos, significaba hacerlo en otro punto de la ciudad que cupiesen más puestos y se diera salida al aumento de gente que quería participar tanto en la venta como en la recogida de cosas. Pero hay un grupo de presión muy fuerte que no quería permitir que esto se ampliara y que, en caso de que se abrieran más puestos, sólo fuese para los más cercanos, impidiendo que entre gente de fuera.

El ayuntamiento, en vez de optar por esa primera vía, lo que hizo fue, ni siquiera negociar, sino seguir la corriente a este grupo de influencia fuerte.

- ¿Cómo fue este proceso entonces? ¿Cómo se trataba a la gente que iba de forma irregular, quiénes fueron lxs más perjudicadxs? ¿Hubo entonces un intento de oponerse al traslado?

Los traslados de todos los mercadillos de venta ambulante, tanto de venta semanal como los rastros, siempre suelen suponer una amenaza. El que se hable de nuevas regulaciones para este tipo de proyectos siempre supone que nos pongamos los pelos de punta, porque suele implicar dos cosas; La primera, eliminarlo directamente. La segunda, apartarlo hacia una zona no céntrica de la ciudad para que vaya muriendo poco a poco. Es una actividad consentida por la necesidad vital de mucha gente, pero para nada es una actividad promocionada ni atractiva. Así que cuando empezamos a escuchar la noticia de que iban a quitar el túnel, lo primero que pensamos era que nos iban a eliminar. Posteriormente supimos que se iba a buscar una nueva ubicación. Entre estas ubicaciones, se contemplaron La Alameda y el Mercado de la Esperanza. Para mí La Alameda representaba un mayor espacio y por ello la posibilidad de dar lugar a más gente e igualmente una zona urbana aceptable y no periférica.

Sin embargo, el grupo de presión fuerte del que hablé antes se negaba a esta opción, porque suponía dar más espacio a otras personas y no querían permitir que esto sucediese así. Esta fue una decisión que se tomó muy rápido, incluso cuando todavía estábamos teniendo reuniones con el concejal de Mercados. Cuando estábamos tratando de decidir qué sitio era más oportuno, de repente se decidió que el Mercado de la Esperanza. ¿Por qué? Por que es un lugar pequeñito y ya conocido por esta mayoría, donde se pueden sentir fuertes y controlar el cotarro. El ayuntamiento dijo que sí obviamente como solución para tener los menores problemas posibles e incluso alguna ventaja en forma de granero de votos para el partido popular.

- Vamos a cambiar un poco de tema, aunque esté muy relacionado. A nadie le gusta que sus calles estén llenas de basura pero ¿Qué consecuencias puede haber detrás de las peticiones de una ciudad más limpia para quienes viven de ésta?

Esto para mí es muy importante. El concepto de ciudad limpia pequeño-burguesa es un concepto que ignora muchas cosas. Se podría decir que todo el mundo quiere su jardín limpio y bonito, lleno de flores y paseos encantadores. De hecho, el futuro de Santander y sus planes urbanísticos es la de construir una ciudad bonita y tranquila con un anillo cultural esplendoroso. Sin embargo, estas promesas se basan en cuestiones que no son reales, puesto que a la par existe una crisis económica mundial terrible. Es por ello que las consecuencias negativas de este enfoque, que existen, las pagan sobre todo quienes menos tienen y quienes viven más precarias. Desde esta perspectiva de construir una ciudad limpia y aséptica, nace un proceso que en mi opinión empieza con un deterioro de servicios públicos básicos, de tal manera que se empieza a decir que los obreros trabajan poco, que trabajan mal… y en consecuencia, si la privatización de los servicios se lleva a cabo, entonces aumentará la eficiencia y se reducirán los costes. Esta supuesta efectividad abre unas puertas a un negocio potentísimo que alimenta las privatizaciones en nombre de la libertad de empresa, de mercado…

Las comunicaciones, las telecomunicaciones, la gestión del agua, la gestión de la energía eléctrica, la gestión de las basuras, son ámbitos que quedan deteriorados gravemente. El caso de la gestión de las basuras y el reciclaje de materias primas son aspectos absolutamente necesarios y es de ahí que se abre un grandísimo negocio.

Lo que antes no quería nadie, lo que la mayoría despreciaba, es de lo que se ocupaba únicamente el lumpen proletariado y con lo cual conseguía sobrevivir. Ahora se les está empezando a llamar, incluso desde ayuntamientos de izquierda, de varias maneras. Primero, de recogedores informales, y a partir de esta palabra, el siguiente paso es el de tacharles de ladro- nes. Porque resulta que la basura pasa de ser un bien común a propiedad privada del ayuntamiento en calidad de negociador con empresas privadas para que las gestione. Por lo tanto, todo lo que está en el contene- dor es propiedad empresarial.

Es cierto que si se manipula la mercancía que está en los contenedores pueden quedar zonas muy sucias, pero nada que no se solucione con mejorar la gestión de las basuras. Sin embargo, hay otra cuestión importante y es que es probable que las empresas responsables de este asunto se estén dando cuenta de que a las basuras ya no llegan cosas guapas y de valor. Pongo un ejemplo; todxs lxs vecinxs que echaban metal a la basura. Esto iba al centro de recogida y éste lo valoriza- ba, es decir, sacaba una rentabilidad económica. Ahora, al haber tanta necesidad en la calle como nunca había habido y tantas manos rebuscando en la basura, migrantes y no migrantes, es más difícil que caiga en sus arcas. Esto seguramente es un asunto que les preocupa y ante lo que responden.

- La pregunta que siempre nos surge ante este asunto es si, dado el nivel tan masivo de basura que generamos en esta parte del planeta que nos ha tocado vivir, existe una manera posible de gestionar las basuras de una forma ética o sencillamente es imposible porque la única manera es generar los mínimos residuos posibles.

Es un proceso que no puede ser inmediato y nece- sita de una voluntad política. En efecto, por mucho que se venda una manera eficaz de reciclar los residuos de forma responsable, lo necesario es reducir necesidades y por ello generar menos basura y de esa manera sólo gestionar aquella que se produce al satis- facer únicamente aquello que necesitamos para vivir.

Si la publicidad nos crea necesidades de consumo, nosotrxs necesitaremos trabajar asalariadamente más horas para poder comprar esos objetos. La única lógica que tiene esto es la de un sistema económico que privilegia a un puñado de personas que les va muy bien ejerciendo el poder sobre el resto de la población. Lo lógico sería que trabajáramos menos tiempo, todxs, y para favorecer la vida. Porque resulta absolutamente sin sentido que la gente tenga que trabajar más y en peores condiciones para que podamos tener cada ob- jeto prescindible en nuestras manos.

La cuestión del cambio climático, el carácter limitado de las materias primas y la posibilidad de haber llegado a un punto de no retorno sobre la que varían muchas distintas opiniones y teorías en relación a cuánto falta para que se haga palpable, son realmente cuestiones preocupantes. El mismo hecho de que en un corto periodo histórico como es un siglo seamos ca- paces de acelerar el deterioro del planeta es la cuestión principal. Es realmente paradójico, pero no casual, que cada vez tengamos más herramientas, más capacidades de desarrollar el conocimiento, y al mismo tiempo estemos desperdiciando todo ello en pos de cargarnos el planeta.