“Estaba metido en muchas cosas: antifascismo, ecologismo, antiglobalización... incluso en campañas de derechos humanos”

Entrevistamos 'Lily', de 37 años, ciudadana británica que, en 2010, descubrió que un infiltrado había sido su pareja sentimental. Desde entonces, se ha implicado a fondo en la lucha por el derecho a la privacidad.
Tuvimos noticias de ella hace diez días, cuando trascendió que alguien había colocado un dispositivo de rastreo GPS a su coche. Dos días más tarde, supimos que se trataba de una de las ocho mujeres que habían denunciado a un agente infiltrado de la policía británica por graves vulneraciones de los derechos humanos. Desde comienzos de la década pasada, ha vivido en Cataluña durante periodos largos. Ahora, ha decidido hablar bajo pseudónimo para explicar su caso. "La gente tiene que saber que estas cosas pasan, no puedo continuar callando", nos explica antes de empezar la entrevista.
¿Por donde empezamos? Di...Es difícil saber como tengo que explicar la historia a la gente sin que parezca una historia romántica de una pareja que me traicionó. A medida que tengo más información, he ido viendo que esto era una práctica sistemática de una unidad policial con una estructura de pelotón que llegaba hasta el Ministerio del Interior. Han publicado un informe sobre qué sabía el ministro sobre el trabajo de estas unidades de infiltración en los movimientos políticos y las prácticas que utilizaban.Estas unidades eran estructuras más complejas, ¿iban más allá de infiltrar un agente?Han ido cambiando de nombre y de unidad. Mira, te lo explico. El año 1968, en el marco de las manifestaciones contra la guerra en el Vietnam, hubo disturbios ante la embajada de los Estados Unidos en Londres, cosa que cogió a la policía totalmente desprevenida. Lo que sé de esta historia es que los soldados estadounidenses estuvieron a punto de salir de la embajada. Después de esto, las fuerzas del orden concluyeron que aquello no les podía pasar nunca más. Un iluminado, de quien no recuerdo el nombre, dijo: “Dame diez hombres y un presupuesto y te aseguro que esto no volverá a pasar nunca más”. Crearon esta unidad el año 1968, que en aquel momento denominaron Special Demonstration Squad (SDS, Escuadrón Especial de Manifestaciones), adscrita al servicio de la policía metropolitana de Londres. Su tarea era infiltrarse en los movimientos sociales y quedarse. El interés no era llevar gente a juicio, se trataba de una operación sostenida en el tiempo para saber en todo momento qué se hacía dentro de los movimientos sociales, quién había, quién era importante vigilar. Desde 1968 hasta ahora, siempre han tenido agentes infiltrados en los movimientos sociales de Inglaterra y, a partir de los años 90, empieza a ser más internacional y los agentes infiltrados de Inglaterra empiezan a viajar a otros países. Sobre todo, hay mucha cooperación con Alemania, pero se ve que el tal Mark trabajó por veintidós países diferentes, entre ellos, España, Italia, Islandia, Irlanda, los Estados Unidos... Hoy en día, en relación con la infiltración política, existe una cooperación de ámbito europeo. Todos los cuerpos policiales se juntan para hablar de la cooperación en este ámbito y establecer estrategias, como las autorizaciones para cruzar fronteras...¿Cuánto de tiempo estaban infiltrados?En principio, el tiempo máximo de infiltración era de cinco años, excepto en el caso de Mark; se ve que la información que pasaba era tan buena que no lo querían retirar. Yo lo conocí en 2003 y dejó de ser policía en marzo de 2010, pero parece que continuó buscando trabajo en consultorías privadas y que se seguía infiltrando.¿Hay otras mujeres que han presentado una demanda, por casos diferentes?Sí. Nosotras somos un grupo de ocho mujeres que hemos presentado un caso conjuntamente; son cinco infiltrados y ocho relaciones. Algunos de ellos estuvieron cinco, seis o siete años infiltrados y, durante este tiempo, tuvieron relaciones con más gente. Pero hay otros casos que han presentado el caso aparte; y también hay mujeres que incluso han tenido hijos con estos infiltrados.El gobierno ha reconocido que eran policías...En algunos casos, esto es de dominio público; los infiltrados han hablado con la prensa y ya ha quedado claro que eran policías. Pero, en otros casos, aunque haya un proceso judicial con pruebas que corroboran que aquella persona era policía, mantienen una política de "no confirmar ni negar" los hechos. Una de las cosas por las cuales luchamos es porque tengan que reconocerlo... Nos han pasado documentos ridículos donde hay datos borrados y, en algunos casos, el documento está todo emborronado. Hay una política obstructiva muy fuerte por parte de la policía. A pesar de todo, el Parlamento de Inglaterra ha anunciado que habrá una investigación pública. Habrá que ver si realmente será pública.¿Todos los infiltrados son hombres?No. También he conocido a una mujer, pero la mayoría eran hombres. Se ve claramente que hay una cultura sistemática de sexismo institucional por la manera como utilizaban estas relaciones. Hay un par de hombres que tuvieron relaciones sexuales con estas mujeres agentes, pero nunca fueron relaciones de años, aquello de que vienen a vivir a tu casa, se meten dentro de tu familia... Mark estuvo en el 90 cumpleaños de mi abuela, otras estuvieron en los funerales de familiares de la gente. Se llegaron a introducir a unos niveles muy profundos de nuestras familias. Mark vino a casa mis padres varias veces. Es muy fuerte porque la policía necesita una orden judicial para entrar a tu casa, para registrarla... y este vino a mi casa, vivió dos años conmigo y se ve que no necesitaba ninguna orden ni nada!Pero esto estaba muy organizado...Eran prácticas institucionales. Hablando con las otras mujeres, hemos visto que utilizaban las mismas mentiras y tácticas. A menudo, la gente cree que el infiltrado tiene que ser una persona un poco extraña, que no tiene amigos y te hace sentir incómoda. Por lo que yo he visto, no es así: todas eran personas carismáticas y muy metidas dentro de los grupos. Son gente muy muy adiestrada en tácticas psicológicas y de manipulación emocional. Y, más allá del individuo concreto, había toda una unidad, una estructura de apoyo y líneas de mando y de toma de decisiones. ¿Quiénes son? Yo no sé quiénes son, no tengo nombres, pero son los que decidían si yo iba a cenar con mi compañero el sábado o no.¿El control estaba en manos del ministro del Interior?A ver. Aquella unidad creada en 1968 era totalmente secreta y sus miembros vivían en una película totalmente propia; la pregunta es: ¿qué sabía el ministro del Interior sobre el que estaban haciendo? Han publicado un informe que dice que la mayoría de documentos han desaparecido por error humano o intencionadamente, por lo tanto, no se puede saber.Pues, hace casi cincuenta años que esto funciona así...Hay una fecha clave en que las cosas cambian. Es cuando incorporan la Convención de Derechos Humanos de Europa al marco legal británico. Entonces, se dan cuenta que ciertas actividades de la policía y los servicios secretos entrarán en contradicción con la nueva ley de derechos humanos. Por eso crean el acta de Regulación de los Poderes Investigadores (RIPA) y el Tribunal de Poderes Investigadores (IPT), que es un tribunal secreto donde puedes hacer llegar una denuncia contra los servicios secretos del Estado (policía, militares, etc.) por haber violado tus derechos humanos. No se escucha en un juicio público, va a este tribunal secreto. Hay secreto de sumario por todo, no puedes asistir ni ser representado. Tú presentas tu caso, el juez lo mira y toma una decisión. No puedes ni ver los razonamientos de esta decisión, no puedes ver nada de lo que han presentado desde la otra parte y, que yo sepa, el 95% de las denuncias presentadas en este tribunal son rechazadas.Este marco legal es el mismo que regula las actividades del Government Comunications Head-Quarters (GCHQ, Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno). Son los que hacen las escuchas telefónicas y hace años que recogen datos de correo electrónico y del uso de Internet de la gente, del que nos ha hablado Edward Snowden, incluso lo hacen más que la National Security Agency (NSA, Agencia de Seguridad Nacional) de los Estados Unidos, porque parece que el NSA sólo almacena metadatos y, en el Reino Unido, también recogen el contenido de los correos electrónicos.¿Fue para hablar de esto, por lo que viajaste a Valencia el 1 de marzo?Sí. Es por eso, para hablar del caso y de las conexiones entre la RIPA y los temas de privacidad y derechos digitales que yo estuve al encuentro "Circumvention Tech Festival" de Valencia. Me resulta difícil hablar de estos temas públicamente, pero quiero que la gente sepa que estas cosas están pasando. Porque mi experiencia es que, aunque sepamos que el Estado nos vigila de manera general, realmente nos cuesta imaginar qué significa esto por nuestras vidas. Al encontrar el GPS, tuve sensación de desprotección; piensas que te están siguiendo, que te están vigilando, que hay un aparato estatal que va en tu contra. Me quería esconder, pero son mucho más grandes que yo. Sabrán donde vivo, donde voy, donde trabajo. Aunque me quiera esconder creo que no me puedo esconder y decidí que no callaría. La gente lo tiene que saber y es por eso que hablo contigo.¿Mark Kennedy se metía en todo? ¿En acciones? ¿Las impulsaba?Hacía de todo, sí, sí. Incluso hay interrogantes sobre su papel como agente provocador. Estaba metido en todo tipo de acciones. Empezó en 2003 a través de los movimientos ecologistas y antiglobalización, cuando nos empezamos a movilizar contra el encuentro del G-8 en Stirling (Escocia). Yo fui a impartir una charla en octubre de 2003 para explicar que, en 2005, el G-8 vendría al Reino Unido. Allá, se supone que él ya estaba, pero yo lo conocí más tarde en Nottingham, que es donde vivimos juntos.¿Cómo se implicaba?A la campaña del G-8, por ejemplo, él coordinaba el tema del transporte; concretamente, alquiló una flota de miniautobuses y traía una central con conductores como recurso para la gente que hacía acciones. Por lo tanto, sabía donde iba cada grupo en cada momento; era una tarea muy estratégica. Se implicó mucho en temas de logística, pero también hizo acciones. Yo fui detenida con él dos veces y también estaba cuando la policía le pegó; estaba bastante a primera línea –era muy chulo– y la policía lo zurró fuerte un par de veces. En Alemania, fue detenido por prender fuego a un contenedor y, en la ciudad de Berlín, en una acción nocturna. Se movía previamente a muchas movilizaciones internacionales. Además, fue una fuente importante del informe contra la gente de Tarnac (Francia); fue él quien los señaló como un grupo que había que vigilar. Se movía mucho y estaba metido en muchas cosas: antifascismo, ecologismo, antiglobalización, contra los CIE e incluso en campañas de derechos humanos.¿Por qué vino al Estado español?Vino aquí, en principio, como integrante de una gira internacional de la campaña Saving Iceland (Salvar Islandia), para hacer una serie de charlas contra la construcción de un embalse en Islandia. Primero, participó en una acampada en Islandia y, después, hizo la gira de charlas en 2006. Cómo no hablaba castellano, dudo que se haya podido infiltrar mucho en el Estado español, pero, para poder estar aquí, tiene que haber recibido la autorización del Estado; ¡sería muy interesante saber para quién estaba trabajando mientras yo y él hacíamos turismo!¿Cómo se comunicaba con su pelotón?Creo que por teléfono. Él nos explicaba que trabajaba de mensajero –como autónomo– por un gran amigo de su familia que tenía una empresa en Bristol. Nos decía: “Ui, me ha llamado y mañana tengo que marchar a Londres”. Entonces, desaparecía unos días... Ahora, imaginamos que este hombre era su pelotón; llamaba aquella persona y él desaparecía. Después, hemos sabido que, a veces, tenía un reloj que grababa.¿Hay otras mujeres que también han sido objeto de seguimientos?Sabemos que, antes de la denuncia, varias de estas mujeres estaban bajo seguimiento porque buscaban información de sus antiguas parejas. A algunas de ellas, hace muchos años que las siguen. Desde que hemos puesto la denuncia, quizás yo soy la primera de las mujeres que tiene datos objetivos de este seguimiento. Lo damos por hecho. De todos modos, esto del GPS parece que lo han colocado agentes de la Policía Nacional española y no sé si tiene relación con el juicio por los infiltrados en Londres.¿Qué otra hipótesis te planteas?Hace diecisiete años que estoy metida en movimientos antiglobalización, ecologistas y de justicia social y ahora sé que, durante estos años, estuve bajo vigilancia en todo momento. He conocido seis policías infiltrados y he vivido con uno de ellos. Desde que me enteré –y también de los vínculos de todo esto con las revelaciones de Snowden y la vigilancia a la cual estamos sometidos todos y todas, sobre todo los que participamos en los movimientos sociales– mi lucha se orienta hacia aquí: contra la vigilancia, por el derecho a la privacidad y contra la persecución de los movimientos sociales. El mes de diciembre pasado, estuve en un encuentro de Chaos Computer Club en Hamburgo, Alemania, para hablar del caso. Y también hablé de los hechos que habían pasado recientemente en el Estado español, donde un juez había encarcelado a siete personas anarquistas con argumentos como "la producción de publicaciones y formas de comunicación” y el hecho de usar “e-mails con medidas de extrema seguridad" (como el servidor Rise up), entre otros.¿El caso Pandora?Sí. Pero, más allá del caso concreto, la cuestión de fondo es que el hecho de no dejar que las fuerzas del orden y los servicios secretos tengan acceso a tus comunicaciones privadas en todo momento ya es un motivo para encarcelar gente. Están recogiendo los datos de todo el mundo, pero, particularmente, están atacando a los movimientos sociales y cualquiera que intente luchar por un mundo mejor. Y me están haciendo un seguimiento por eso. No sé si la policía española está trabajando de manera coordinada con las policías europeas –compartiendo información– o, simplemente, el Cuerpo Nacional de Policía me ha señalado a mí.Y aquí, ¿tenemos infiltrados?Estoy convencida que, en Barcelona, hay infiltrados. Si no es así, ¿qué hace el Cuerpo Nacional de Policía española en el grupo de coordinación de las actividades de los infiltrados? Eso sí, según nuestra experiencia en el Reino Unido, los juzgados colaboraron en encubrir las actividades ilegales e inmorales de la policía durante años. Ya hay más de 50 sentencias tumbadas después de identificar la participación de los infiltrados en los casos, una información que no se proporcionó a las defensas de los encausados en su momento. En algún caso, cuando interesa, hacen detenciones selectivas de gente que quieren controlar, pero esto lo hacen poco porque, justamente, puede poner en riesgo sus operaciones con agentes encubiertos.
Extraída del Semanario La directa